‘Tocada pero no hundida’ tras las demoledoras declaraciones con las que su hijo José María Almoguera y Paola Olmedo han arremetido contra ella a su regreso de ‘Supervivientes’. Así es como define la propia Carmen Borrego cómo está sobrellevando un drama familiar que ni siquiera podría llegar a imaginar durante su estancia en Honduras y del que se enteró en directo hace justo una semana.
Siete días en los que la colaboradora no ha hablado con su hijo, pero sí en varios platós de televisión sobre este delicado asunto, y no ha dudado en señalar y ‘responsabilizar’ a su nuera de los durísimos reproches que José María le ha lanzado en la revista ‘Semana’.
Intentando reponerse del complicado momento que está atravesando, y tras confirmarse que se sentará en ‘¡De viernes!’ para contestar a su hijo, Carmen continúa con su día arropada por el que es sin duda su principal apoyo, su marido José Carlos Bernal.
Recuperando el tiempo perdido tras tres semanas en ‘Supervivientes’, la pareja disfrutó de un almuerzo para dos en un restaurante cercano a su domicilio y, a pesar de que intenta mostrar entereza y firmeza tras su ruptura con su hijo, es innegable que el rostro de Borrego transmite desolación, ya que en toda la jornada no la vimos sonreír ni una sola vez.
Después de comer, Carmen pasaba por su casa para cambiarse de ropa -pasando de un look informal en tonos crema a uno más sofisticado en color negro con el que ha presumido de los kilos que ha perdido en Honduras- y de nuevo en compañía de su marido, se iba de compras por la madrileña Milla de Oro para encontrar un outfit perfecto para sus compromisos televisivos.
Mientras su marido cargaba con una bolsa de una conocida firma de moda, la tertuliana se mostraba de lo más interesada en unos zapatos de tacón, que finalmente decidía no adquirir abandonando el establecimiento con las manos vacías.
Un momento en el que Carmen confirmó que la presión y lo sucedido en los últimos días está haciendo mella en ella al protagonizar una pequeña discusión con José Carlos en plena calle que, afortunadamente, quedó en una anécdota y tras la que la pareja se regaló una cena romántica en un restaurante de la capital antes de regresar a su domicilio.