El Rey Juan Carlos I se encuentra en Sanxenxo con la infanta Elena, inmerso en la emoción de la primera cita del campeonato mundial de regatas, donde ostenta el título de campeón del mundo. Más allá del desafío en alta mar y el reencuentro con el Bribón, su barco insignia, el monarca español se deleita con otro aspecto fundamental de la vida: la gastronomía.
En compañía de su hija, la infanta Elena, y amigos cercanos como Pedro Campos, presidente del Club Náutico local, el Rey Emérito Juan Carlos I ha encontrado un merecido momento de descanso y placer antes de la competición.
La jornada del viernes marcó el inicio de los preparativos para la competición. Tras una intensa sesión de entrenamiento con la tripulación del Bribón, el Rey Juan Carlos I y la infanta Elena decidieron reponer energías de la mejor manera posible: disfrutando de la exquisita gastronomía gallega. Con Sanxenxo como escenario, decidieron dirigirse a uno de los restaurantes más selectos de la región para satisfacer sus paladares exigentes.
El restaurante seleccionado para la ocasión fue la marisquería Ribadomar en Cambados. Los invitados llegaron en un vehículo y, una vez allí, entablaron una cariñosa conversación con los presentes que quedó recogida en los móviles de los allí presentes que agradecían la presencia de una figura tan reconocida en la zona como el Rey Juan Carlos I.
La marisquería Ribadomar en Cambados se trata de un restaurante familiar, situado cerca de la zona monumental de Fefiñanes en Cambados, disfruta de una ubicación privilegiada, rodeado por la próspera Ría de Arousa, famosa por su excepcional calidad de mariscos y pescados. Los comensales pueden deleitarse con estas delicias marinas mientras disfrutan del distintivo vino Albariño, conocido como el Príncipe dorado, producido en los viñedos del valle del Salnés. Además de este célebre vino, la bodega ofrece una amplia selección de reservas y cavas.
El restaurante elegido para esta ocasión especial fue una marisquería en Cambados, conocida por deleitar a sus comensales con los sabores más frescos del mar. Acompañados por amigos íntimos, entre ellos Pedro Campos y su esposa, Cristina Franze, el Rey Juan Carlos I y la infanta Elena se sumergieron en un festín de mariscos y delicias gastronómicas. Con una mesa reservada y la atención personalizada del propietario, Manolo Ribadomar, el grupo disfrutó de una experiencia culinaria inolvidable.
Según detalla el medio local ‘La Voz de Galicia’, la mesa se llenó de una variedad de mariscos frescos, seleccionados cuidadosamente por el equipo de cocina del restaurante. Entre los platos destacados se encontraba el salpicón de lumbrigante, una especialidad de la casa que conquista los paladares más exigentes. El Rey Juan Carlos I, la infanta Elena y sus acompañantes elogiaron el arte culinario de los chefs locales, demostrando su aprecio por la rica tradición gastronómica gallega.
1Juan Carlos I y la infanta Elena en un reservado
A pesar de la distinción de los comensales, el grupo optó por no recibir un trato preferencial, compartiendo el espacio con otros clientes del restaurante. Esta humildad y cercanía caracterizan la actitud del Rey Emérito, la infanta Elena y sus allegados, quienes valoran tanto los placeres simples como los momentos de excelencia gastronómica.
Con el sabor del mar en sus paladares y la camaradería compartida en la mesa, el Rey Juan Carlos, la infanta Elena y su círculo cercano se preparan para afrontar el desafío deportivo que les espera en las aguas de Sanxenxo. Mientras tanto, la gastronomía gallega ha dejado una marca imborrable en esta etapa previa a la competición, recordándonos que incluso en medio de la emoción deportiva, siempre hay tiempo para disfrutar de los placeres de la vida.