Mientras Dani Alves ha movido ficha y ya ha recurrido su condena a 4 años y medio de prisión por agredir sexualmente a una joven en la discoteca Sutton de Barcelona el 30 de diciembre de 2022, solicitando su libertad, Joana Sanz está en el ojo del huracán por un motivo muy diferente.
Y es que continúa coleando el comentario que publicó en redes sociales hace varios días, confesando a sus seguidores que «me encantaría que me jalaran del pelo y me empotraran contra la pared. Renovaría energías», usando palabras muy similares a las que empleó la víctima de su marido en su declaración ante el juez.
Lejos de entonar el mea culpa, Joana explotaba en Instagram y defendía su derecho a decir lo que quiera sin tener que estar justificándose continuamente. «Lo estamos sacando de contexto. Dejen de relacionarlo con el tema judicial o con Dani o con X. Tengo vida también en paralelo a eso. No nos hagamos las puritanas ahora. Pues sí, me encanta esa pasión, que te agarren del pelo, te besen y te coman entera. Estoy hablando de lo que a mí me gusta, cada uno en su intimidad y dentro de un respeto que haga lo que quiera. No entiendo tanto tabú. Lo que más me molesta es que lo saquen de contexto y lo asocien a un tema judicial de esta manera. No, gente, no» zanjaba.
Una polémica que no se ha acabado aquí, ya que la modelo está siendo duramente criticada, e incluso se especula con que su mensaje podría ser considerado un delito por vulnerar el honor de la víctima al usar las palabras que la chica dijo ante el juez y que vienen en la sentencia.
Al margen de la posible demanda que podría plantearse interponer contra ella la víctima de Alves, Joana continúa con su vida en Barcelona, aunque a muchos les ha llamado la atención que no haya ido a visitar al futbolista a la cárcel desde que conoció su sentencia hace casi un mes.
Una indiferencia la de la modelo por cierto que según el programa ‘Fiesta’ habría hecho que Dani esté muy «vulnerable» en los últimos días porque ha empezado a dudar si su mujer continúa apoyándole tras su condena a 4 años y medio de prisión.
Informaciones a las que Joana ha reaccionado con un silencio sepulcral y un portazo con el que ha dejado claro que está harta de que se hable del post en el que supuestamente aludió a la declaración de la víctima de su marido, sin relevar si tiene miedo a una posible demanda por vulneración del honor.