A punto de cumplirse dos años de la sentencia favorable a Mariló Montero en la que se condenaba a los conocidos paparazzi Diego Arrabal y Gustavo Montero a pagar a la presentadora 265.000 euros por un presunto delito de ‘revelación de secretos’ tras fotografiarla en topless en una playa privada durante unas vacaciones con una amiga en Bora Bora en 2015, la navarra y los fotógrafos se han vuelto a ver las caras en los Juzgados.
Tras la victoria de la ex de Carlos Herrera en el procedimiento civil en el Juzgado de Primera Instancia número 35 de Madrid a principios de 2022, este martes ha arrancado en Barcelona el proceso penal por el que, argumentando se sintió «violada», pide para los paparazzi seis años de prisión.
Y es que aunque dichas imágenes no fueron publicadas en ningún medio de comunicación, Mariló asegura que «pasaron de redacción en redacción, de mano en mano, y me las describieron con tanta precisión que me sentí violada, fue realmente humillante».
Un tenso cara a cara en la Audiencia de Barcelona entre la comunicadora y dos de los fotoperiodistas más mediáticos de nuestro país, Gustavo González y Diego Arrabal, al que tanto la madre de Rocío Crusset como los dos acusados -que se enfrentan a una pena de cárcel de hasta seis años- han llegado tranquilos y sin detenerse ante la prensa.
Tras varias horas en el interior de los juzgados, y de prestar declaración ante el juez, Mariló abandonaba el lugar sin entrar en detalles sobre lo sucedido minutos antes «porque no es conveniente». «Ya sabes que cuando estamos en procesos judiciales lo normal es mantener silencio, pero son casi diez años de proceso judicial y esperemos que termine lo antes posible». «Quedan algunas horas para pasar página, pero todo llegará. Hay que tener paciencia y siempre hay que confiar en la justicia» ha sentenciado.
Pensativos veíamos salir de la Audiencia a los paparazzi sin hacer ninguna valoración sobre el juicio, aunque Diego Arrabal sí se ha pronunciado en redes sociales y, confesando que ha vivido «el momento más duro que puede vivir un fotoperiodista», «si, tengo que ir a prisión por ejercer mi trabajo, aquí estoy».