Después de dos años sin disfrutar apenas de reuniones familiares en las Navidades, este año llevamos todo el mes de diciembre aprovechando todos los momentos que podemos para reunirnos con nuestros seres queridos. Echábamos de menos juntarnos alrededor de una mesa y disfrutar de una buena comida o cena, con la mejor compañía, sin mirar el reloj… y con la única preocupación de disfrutar.
Normalmente, en estas fechas se tiende a despreocupar la alimentación. Y es que en estas comidas son muchos los platos que ingerimos que, difícilmente rechazamos. El buen ambiente y esas comidas tan copiosas tienden a producirnos sentimientos de pesadez, malestar… pero también pueden afectar a nuestro peso corporal.
Cuando pensamos en Navidad ya damos por hecho que es normal o habitual acabar estas celebraciones con un par de kilos extra, pero lo cierto es que solamente necesitamos un poco de mesura y buenos hábitos se puede conseguir un equilibrio perfecto entre disfrutar de la comida, de los comensales y mantener nuestro peso corporal.
En primer lugar debemos evitar el alcohol, ya que se dejan de consumir muchas calorías si no bebemos vino, cerveza o bebidas destiladas. En su lugar, es preferible tomar agua en las comidas, ya que ayuda a la digestión, así como masticar perfectamente cada bocado. También debemos hacer un descanso entre plato y plato para no comer de una manera abusiva.
Nunca deberemos enfrentarnos a una comida con una actitud alocada, sin ser consciente de lo que ingerimos. Se debe tener conciencia de lo que comemos para que podamos disfrutar de cada plato… y es que comer más no significa que disfrutemos más, ya que muchas veces comemos con ansia y no saboreamos al máximo la comida.
Y por último, siempre que podamos es aconsejable que de postre elijamos fruta, lo que no significa que no comamos los dulces típicos navideños, pero siempre con control. La piña, el kiwi, la manzana son frutas que además de que favorecen la digestión, aportan mucho color en nuestras mesas y nos ayudan a sentirnos menos pesados.