Las palabras que Carmen Lomana tuvo para Isabel Preysler hace unas semanas hablando de su docureality han resonado mucho porque nadie se esperaba que tachara ese trabajo como de ‘vulgar’. Sin embargo, la madre de Tamara Falcó, lejos de contestarle, hizo oídos sordos y no quiso comentar absolutamente nada al respecto.
Este viernes hablábamos con Carmen y parece que sigue pensando lo mismo de ella porque nos comentaba que «Isabel no es ejemplo, lo que dije para mí las mujeres que para ser importante siempre tiene que ir colgadas del brazo de su marido de un hombre importante, ella nunca ha ido con un señor normal: un arquitecto, ingeniero«.
Con estas palabras, la colaboradora de televisión aseguraba que su ruptura sentimental con Mario Vargas Llosa era algo que se veía venir desde el primer momento que dieron a conocer su relación: «Se sabía, te enrollas con un hombre de 84 años ¿qué esperas?».
Pese a todo, Lomana nos aseguraba que «creo que antes le caía mejor, es una persona que no le gusta que le digan las cosas, me gustaría invitarle a mi casa a merendar, es como yo, muy golosa, a charlas y a decirle que no se enfade, simplemente le puedo incluso aconsejar«.
De esta manera, parece que aclaraba que no tiene ningún problema con la Socialité, tanto es así que cree que tienen muchas cosas en común: «Somos dos mujeres viudas de la misma gene que nos conocemos hace mucho, cuando ella iba con Vargas a la ópera que con él ha salido mucho siempre me saludaba y ahora no».
Por último, Carmen quiso matizar sus palabras acerca del documental de Preysler, aclarando que «solamente dije que cuando hace algo que cuando la gente está esperando algo muy maravilloso, cuando esperas de alguien que todo sea glamour y tal, que es lo que nos ha vendido a través de ¡HOLA! tiene que cuidar detalles, que no sea algo vulgar como estamos viendo muchas veces«.
Además, aseguraba que «ella no es vulgar para nada, pero me pareció… no tiene la culpa, ese momento desayuno con una bata muy fea me la imaginaba con una bata de seda lencería ideal, una bandeja de plata y un juego de té, lo que la gente quiere ver quiere soñar un poco».