Los ingleses no están demasiado contentos con su nuevo monarca. Carlos III sigue recibiendo críticas en sus primeros meses como Rey de Inglaterra. Ya en los momentos posteriores al fallecimiento de su madre llamaron la atención sus gestos de nerviosismo, sus malas caras, y sus palabras duras hacia algunos empleados.
1La pluma de Carlos III
Fue bastante comentado su enfado cuando una pluma con la que debía firmar un documento se quedó sin tinta y tuvo que retirar el tintero porque le molestaba para escribir, además de las miradas que lanzaba hacia sus ayudantes.
Cuando vemos a Carlos III de Inglaterra en los diferentes actos que tiene la Casa Real británica se puede apreciar cómo el monarca tiene una manía extraña que molesta a los ingleses y que ha llamado la atención de la prensa inglesa, azote habitual de los royalties británicos.
Esta costumbre que incomoda tanto a los británicos ha sido recogida por el diario británico Daily Mail que el día dedicado un artículo completo repleto de fotografías acusando a Carlos III de meter las narices donde no debe.
Entre las fotos que ilustran la publicación se puede ver al monarca oliendo un trozo de queso, un helado, un melón, miel o una barra de pan, este ademán de acercarse la comida a la nariz no es bonito y ha levantado las críticas y también las burlas. Los expertos que ha consultado el Daily Mail aseguran que forma parte de la excelencia en su educación y que se trata de conectar el olfato con el apetito para que las ganas de ingerir el alimento se despierten al instante.
Carlos de Inglaterra ha dado mucho que hablar durante su etapa como príncipe y ahora más todavía que ha ostentado el cargo de rey de todos los ingleses. El libro El príncipe rebelde del periodista Tom Bower definió a Carlos III como «petulante, extravagante y entrometido» y fue el que contó que sus desayunos deben contar con huevos cocidos durante 7 minutos y dos ciruelas peladas de las que solo se comería una.
«La instrucción era colocar dos ciruelas y un poco de jugo en el tazón y enviárselo para el desayuno le mandaba dos ciruelas y él dejaba una para que volviera a mis manos y yo la regresara al frasco una mañana pensé en poner solo una la envié al comedor me mandó a llamar y me preguntó tienes dos por favor así que tuve que seguir enviándole dos cada mañana y me devolvía una», según explicó el chef de la casa real británica.
Del Palacio de Buckingham han salido rumores durante toda la vida en la que el rey Carlos III ha ejercido como príncipe donde aseguraban que necesitaba tener el agua de la ducha a una temperatura determinada y que el tapón de la bañera estuviese siempre de la misma manera igual que la toalla, para que él pudiera cogerla una vez que saliera de la ducha de una manera sencilla.
Cuando el príncipe Carlos se daba un baño este debía estar lleno a 18 cm y la temperatura del agua a 20º, algo de lo que se encargaría cada mañana la doncella. La extravagancia más absoluta, según cuentan fuentes de Buckingham, es que la pasta de dientes en el cepillo tenía que estar colocada a 2,5 cm.