Los últimos días han sido complicados para Lara Dibildos. Apenas dos semanas después de su ruptura con Cándido Conde-Pumpido, el abogado era detenido tras la denuncia por presunta agresión sexual de una joven brasileña a la que habría conocido 48 horas después de finalizar su relación de seis meses con la actriz.
Aunque el hijo del presidente del Tribunal Constitucional, Cándido Conde-Pumpido era puesto en libertad sin cargos y anunciaba a través de su abogado que iba a querellarse por denuncia falsa contra esta mujer, lo sucedido le ha pasado factura y este viernes ingresaba en la planta de psiquiatría de un hospital madrileño contra su voluntad, después de que sus progenitores solicitasen al Juzgado su hospitalización por «desmoronamiento moral».
Un duro trance para Cándido del que Lara se ha desvinculado completamente. A pesar de que la hija de Laura Valenzuela siempre ha mantenido una maravillosa relación con sus exparejas, su ruptura con el abogado está todavía demasiado reciente y ni se ha puesto en contacto con él tras lo sucedido ni tiene previsto ni es algo que pase por su cabeza ahora mismo.
Afectada porque la detención y posterior ingreso en psiquiatría de la persona con la que ha compartido los últimos 6 meses de su vida no es plato de buen gusto para nadie, Lara no ha hecho declaraciones hasta el momento. Un silencio que se ha extendido a su entorno más cercano, que en estos momentos opta por la discreción más absoluta en lo que a la artista se refiere.
Y así lo ha demostrado Carmen Morales,que ha pasado la última semana con su compañera y amiga rodando un cortometraje en Palma de Mallorca. «Ahí no voy a entrar. No puedo entrar ahí para nada, pero ella está bien» ha revelado la hija de Rocío Dúrcal cuando le hemos preguntado por Lara, confirmando que aunque está bien no va a entrar en detalles sobre cómo está sobrellevando la polémica protagonizada por Cándido.
Además, la actriz nos ha contado cómo se encuentran los suegros de su hermana Shaila Dúrcal, que estuvieron incomunicados durante varios días tras el huracán que arrasó recientemente Acapulco, donde residen: «Están reubicándolos un poco porque la ciudad está destruida, el tiempo que se tarde en recomponer un poco la ciudad entera tendremos que estar pendientes de ellos para que estén bien y no les falten de nada».
«Ha sido muy duro. Gracias a Dios están allí los dos, Shaila y Dorio, mi cuñado, cuidando de los suegros, así que gracias a Dios, todo bien. Esperemos que se quede en un susto» ha concluido.