Ahogada por las deudas millonarias y desesperada por conseguir dinero como sea para solucionar sus acuciantes problemas económicos, Isabel Pantoja ha tomado una decisión. Y es que no le basta con el acuerdo al que ha llegado con Hacienda -presentando como aval y garantía de pago los conciertos que ofrecerá en los próximos meses en ciudades como Barcelona, Madrid o Bilbao- ya que la situación es tan grave que se ha visto obligada a desprenderse de todo su patrimonio.
Además de Cantora, la tonadillera tiene intención de poner a la venta todas sus propiedades, entre las que se encuentran la casa de El Rocío, un ático en Fuengirola y dos pisos en Sevilla que le están trayendo más de un quebradero de cabeza.
El primero, situado en el la zona de los Remedios, es donde reside su hermano Juan Pantoja con su pareja, con el que ha roto toda relación después de exigirle que abandone la vivienda -donde vive hace años- antes de diciembre para poder sacarlo al mercado.
Y el segundo es el piso en El Tardón, Triana, donde vivía su hermano Bernardo Pantoja -fallecido el 25 de noviembre de 2022- y donde continúa su viuda, Junko. A la japonesa le habría ofrecido Isabel la posibilidad de solicitar un alquiler social, porque su pensión es muy baja, o quedarse con el apartamento siempre y cuando pague por él.
Sin embargo, Junko habría contactado con una abogada y ésta le habría dicho que no se mueva de la casa, que supuestamente -y a pesar de que la pagó la cantante- estaría a nombre de su madre, doña Ana Martín, por lo que tras su muerte en 2021 habría pasado a ser propiedad de sus cuatro hijos por igual: Isabel, Juan, Agustín y Bernardo.
De ahí que la viuda del padre de Anabel Pantoja no quiera abandonar el piso, aunque la intención de la tonadillera -que es su verdadera dueña- es que lo desaloje antes del próximo mes para ponerlo a la venta junto al resto de sus propiedades.
Una información sobre la que Junko prefiere no hacer declaraciones, evitando confirmar o desmentir si es cierto que Isabel pretende desalojarla de la que es su casa hace años. Muy seria, la japonesa ha hecho aspavientos al ver a las cámaras y, guardando silencio, ha apurado el paso hasta el piso de la cantante de ‘Marinero de luces’ en el que, por cierto, sigue viviendo a día de hoy.