Tamara Falcó vuelve a estar en el punto de mira. Este fin de semana han surgido los rumores de embarazo después de que fuese vista en una farmacia en Ibiza -durante su reciente escapada con Íñigo Onieva- en la que supuestamente habría comprado una prueba de embarazo.
Una información que ha contado en ‘Fiesta’ el paparazzi Sergio Garrido, que también asegura que la figura de la hija de Isabel Preysler ha cambiado ligeramente, que prefirió no usar el spa del hotel -puesto que algunos tratamientos están desaconsejados en mujeres embarazadas- y, por si fuesen pocos indicios, un testigo habría oído hablar a los recién casados sobre un bebé. ¿El suyo?
Tomándose estos rumores con mucho sentido del humor, Tamara ha negado la mayor en un mensaje a la periodista Paloma Barrientos: «Jajajaja cero embarazo» ha zanjado, dejando claro que por el momento no ha cumplido el sueño que persigue desde que se casó con Íñigo el pasado julio.
Menos hablador se ha mostrado el flamante marqués de Griñón, al que esta mañana hemos visto llegando a su piso en el centro de Madrid para supervisar la mudanza de los primeros enseres de su mujer.
Instalados en la mansión de Isabel Preysler desde hace varias semanas, y contando los días para comenzar una nueva vida en el ático que Tamara compró en Puerta de Hierro en 2020, la pareja ya ha comenzado a vaciar su apartamento -alquilado- y esta mañana el chófer de la ‘reina de corazones’ acudía a recoger varias bolsas de viaje con pertenencias de la marquesa, que su empleada del hogar ha llevado hasta el coche con la mejor de sus sonrisas.
Esquivo, Íñigo no ha querido pronunciarse sobre los rumores de embarazo. Y tampoco ha revelado cuándo se instalarán en su nuevo piso ni qué le han parecido las críticas que ha recibido su mujer por asegurar en ‘El Hormiguero’ que el ático «era muy bonito sobre plano», pero quizás para ella no era «la mejor opción», ya que al ser completamente acristalado está demasiado expuesta a miradas indiscretas.
Unas declaraciones que han desatado una gran polémica y sobre las que el empresario guarda silencio, sin confirmar si siguen adelante con sus planes de vivir ahí o si se están planteando otras opciones.