En una nube de felicidad tras su boda con Kiko Matamoros el pasado junio, y disfrutando como nunca de su marido tras el fin de ‘Sálvame’ -por el momento, y a diferencia de algunos de sus compañeros como Gemma López, Carmen Borrego o Terelu Campos, el colaborador no ha vuelto al trabajo- Marta López Álamo ha sido una de las celebrities que ha asistido en Madrid al estreno del musical ‘El fantasma de la ópera’.
Se trata de la primera aparición pública de la modelo desde que los médicos le diagnosticaron hipotiroidismo, una afección que le ha provocado un bajón anímico y una apatía contra las que lucha día a día, como ha explicado: «Es algo que mucha gente tiene. Estoy empezando a controlarlo con el endocrino y teniendo de vez en cuando bajones, subidones y tal, pero es normal porque me lo han detectado hace poco» apunta, convencida de que cuando ajuste su medicación volverá a ser la misma de siempre.
Bromeando con que Kiko no es un buen enfermero, «aunque sí me cuida mucho», el balance que Marta hace cuatro meses después de su boda es inmejorable. Sin embargo, esquiva, ha evitado revelar si tienen planes de ampliar la familia. «Siempre digo lo mismo» se ha limitado a afirmar, sin aclarar a qué se refiere con eso ni si tiene ganas de quedarse embarazada próximamente.
Una felicidad en la que no sabemos si tiene algo que ver el acercamiento del tertuliano y su hija Anita Matamoros, con la que estaría intentando recuperar el tiempo perdido –han estado 2 años sin hablarse– a pesar de que no asistió a su enlace para no eclipsar a los novios en su gran día.
Una relación padre-hija sobre la que Marta está cerrada a hablar en banda y que ha dejado claro que para ella es un tema totalmente pasado de moda: «No voy a pronunciarme sobre eso. Es muy 2022 eso ya» ha sentenciado, ‘enterrando’ a la influencer en el pasado.