La última noche. Así se llama el programa que presenta Sandra Barneda. La periodista ha sido la elegida para retomar las riendas del espacio que ha dejado libre Sálvame Deluxe, el problema es que el espacio capitaneado por Jorge Javier Vázquez tiene una audiencia muy fiel y ahora a todo el mundo quiere que vuelvan los colaboradores del catalán y que desaparezcan los tertulianos que propone Sandra. Los datos de audiencia que ha conseguido en sus últimas apariciones públicas han sido muy pobres y no son pocos los que aseguran que la nueva estrategia de Telecinco no está funcionando. Prueba de ello son los datos que han conseguido en el último mes. Desde que Sálvame ha desaparecido de la parrilla de Telecinco, en la cadena está bajo mínimos y cada vez tienen menos espectadores porque los contenidos han cambiado de forma radical y no deciden volver al pasado.
Es cierto que ahora todo el mundo está hablando de Sandra Barneda, pero también es verdad que ella no es responsable de lo que ha pasado porque solamente está cumpliendo órdenes y haciendo lo que le han dicho sus responsables. La última noche recuerda bastante a La Noria, el programa que presentaba junto a Jordi Martín en Telecinco. La cuestión es que este formato se ha quedado un tanto obsoleto y el público no termina de comprender porque combinan actualidad con corazón, especialmente porque los temas de crónica social que tratan son demasiado antiguos y no tienen ninguna relación con la actualidad. Tampoco ayuda a que los colaboradores que han contratado no son especialmente mediáticos.
Sandra Barneda también está presentando Así es la vida y cuando termine este formato, que terminará a partir de septiembre, la presentadora tendrá que buscar su nuevo proyecto en la cadena y todo hace pensar que su programa del viernes será cancelado porque no ha convencido a nadie. Sandra debe desaparecer de las tardes de Telecinco porque Ana Rosa ha tomado las riendas y Mediaset confía en que la periodista sea capaz de remontar todas las audiencias que han perdido los últimos meses. Los nuevos directores de Mediaset tienen los ojos puestos en una Rosa Quintana y es muy probable a que todos los recursos se centren en ella.
El controvertido perfil de Sandra Barneda
>Sandra Barneda, antes de convertirse en la puesta fallida de Telecinco, dio una entrevista en El Mundo y aseguró que estaba encantada de todas las oportunidades que tenían la cadena, a pesar de que le ofrecieran registros completamente diferentes porque en un primer momento empezó como periodista política y ahora ha acabado centrado en el mundo del corazón y el en el entretenimiento. Sandra aseguró que tenía muy buena audiencia y que los espectadores conectaban con ella, a pesar de que gran parte del público negase consumir sus programas por los prejuicios que existen en ciertos casos.
«Yo no me hice periodista para estar al filo de la noticia, sino porque me encanta conocer las historias de la gente, las vidas de los otros. Me chifla eso«, empezó diciendo en el medio anteriores. «Lo disfruto porque soy disfrutona y estoy en un momento especialmente así de mi vida. Disfruto lo mismo una cena íntima conmigo misma, en la más absoluta soledad y silencio, que poniéndome en un super plató con millones de espectadores. Eso sí, sin creértelo todo porque esa tampoco es tu realidad. Janis Joplin decía que en el escenario hacía el amor con 25.000 personas, pero luego se iba sola. A mí me pasa igual: me ve mucha gente, pero luego me voy sola a casa».
La presentadora debe cambiar de rumbo
>Ana Rosa Quintana va a llegar en septiembre a las tardes de Telecinco y la expectación es tal que el resto de presentadores pasarán a un segundo plano, pero también es cierto que el éxito de la periodista no está asegurado y que todo el mundo debe tener claro qué papel ocupa en cada momento. Así es la vida desaparecerá porque estaba previsto desde la creación del formato, a pesar de que este programa tampoco cosecha los dos de audiencia necesarios como para mantenerlo. La cuestión es que pasará con La última noche porque en este caso Telecinco sí pretendía dejar el formato y no contaba con que el público lo rechazase de una forma tan radical.