Una nueva temporada de Chester ha llegado para recibir a Máximo Huerta como unos de los primeros invitados. Risto Mejide ha podido tener sentado a su lado al periodista en una nueva entrega y ambos han protagonizado un encuentro tan emocional como en ocasiones trágicos. Y, es que, los dos protagonistas que se han sentado ya en este famoso sofá, han sido siempre dos personajes difíciles de ahondar en lo que siente. Pero esta vez ha sido diferente para Máximo Huerta y Risto Mejide, que han dejado a la audiencia totalmente sobrecogida con la vida de uno y las reflexiones de otro. ¡Te contamos todos los detalles!
Máximo Huerta, una infancia marcada por la ‘ausencia’ de su padre
>El escrito español, natural de Valencia, se ha abierto en canal ante Risto Mejide para hablar de su complicada infancia. En gran parte esta estuvo marcada por ‘ausencia’ de una padre que estaba presente. Máximo Huerta ha explicado que tuvo unos años «muy duros» porque su padre era una persona con «un complicado carácter, masculinidad tóxica y malos hábitos». Esto hizo que desde muy pequeño el periodista se convirtiera en un «cuidador». Con esta vista al pasado, Máximo Huerta ha querido desvelar que no se hablaba casi con su padre.
Tuvo que entender un día que «sus ‘te quiero’ eran un ‘mira el aceite del coche’ o ‘tienes una luz que no va’ con tono grave’ con tono grave», la ha contado a Risto Mejide. Quien fuera elegido para ser Ministro de Cultura en 2018 sabe que su padre llegó a quererlo «pero nunca me lo dijo. Era un hombre complicado porque seguramente no había recibido cariño», ha explicado muy emocionad.
Ha sido complicado reflexionar sobre lo que tuvo que vivir tan pequeño con su progenitor. Ante la atenta mirada de Risto Mejide, el periodista hablaba de su padre como «un caballo desbocado, sin jinete, que hacía lo que quería y mandaba él». Además, recuerda los momentos de irle a buscar al bar e incluso de esconderse en su habitación: Recuerdo el ruido de sus llaves, pero no por el ruido, sino por el silencio que provocaba. Venía como venía, y yo huía, me iba a mi habitación a escribir- Escribir era para mí hablar solo y no me molestaba nadie».
Finalmente, cuando su padre enfermó de Alzheimer en un momento de recriminación este le soltó un perdón. «Fue como un perdón por toda la vida. Como con carácter retroactivo. Fue de verdad. Me quedé en paz», ha reconocido al presentador.
«Un cuidador», sobre todo, de su madre hasta la actualidad
>A raíz de esta dura infancia y adolescencia, Máximo Huerta llegó a terminar explotando con una sinceridad que acabó sobrecogiendo a todo aquel que estaba viendo el programa. Así pues narró una situación terrible en la que durante un viaje de coche su madre ‘amenazó’ con tirarse y el periodista no tuvo más remedio que responderle «si te tiras tú me tiro yo». Para Máximo Huerta eso fue como una puñalada a su infancia: «te deja muerto».
Como así ha sido siempre, y aferrándose a esa idea de cuidador que tuvo que aprender desde muy pequeño, Máximo Huerta ha regresado a Buñol, su tierra natal. A sus 56 años, ha dejado todo para poder estar al lado de su madre lo máximo posible. Allí, ha abierto recientemente un librería, un espacio muy suyo donde seguir su sueño de la escritura. Adiós, pequeño, su último libro, es toda una declaración a su madre en la que se mentaliza de la pérdida. Un camino que les cuesta pensar y anteponerse a ese momento.
«Estamos a la espera de una operación del tumor otra vez, y eso la hace débil, inestable, colérica, tirana, débil, una niña. Es consciente de que la vida…. Tiene un miedo a irse horroroso. Y ella no sabe que yo tengo más miedo que ella. A veces le digo ‘cuánto nos está costando morirnos a los dos'», ha confesado a Risto Mejide visiblemente ‘roto’ y sobrecogido. El periodista reconoce que dejar todo no es algo por lo que darse golpes de pecho, si no una forma egoísta por quedarse «tranquilo y feliz» y no con «la sensación de que no hice lo suficiente».
Risto Mejide le confiesa que no tiene relación con su madre
>Escuchando atentamente el relato de Máximo Huerta, el presentador ha querido dejar ver el lado que siempre intenta ocultar. Viendo el despliegue de sinceridad que ha tenido el invitado de su programa, Risto Mejide ha querido confesarle que no se habla con su madre. «Hace cuatro años que no me hablo con mi madre. Ha sido una hostia importante. Me costaba avanzar», ha explicado asegurando que desde entonces es «un alma herida» como Máximo Huerta.
«Ella no sabe que estoy aquí, no sabe nada de mi agenda de grabaciones porque nos peleamos hace cuatro años, tuvimos una bronca muy gorda y hasta hoy», ha reconocido sin entrar en detalles, pero incluso, con resquicios de mucha tristeza. De hecho, Risto Mejide contaba en ese mismo momento algo que sorprendentemente le había pasado antes de reunirse con Máximo Huerta y es que su madre le había mandado un mensaje.
«Estoy en conflicto y más todavía hoy que acabo de recibir ese mensaje. Por mucho que yo haya tenido diferencias con mi madre, mi hija no tiene la culpa, tiene una abuela», le ha confesado al periodista reconociendo que esto es algo que le debe a su hija Roma. Finalmente, ha terminado por lanzar la reflexión definitiva: «si se dice lo de madres no hay más que una se dice por algo ¿no? Es una figura que no puede reemplazar nadie».