Karmele Marchante, sin duda, ha llegado a convertirse en uno de los rostros más significados de la crónica social de nuestro país. Cierto es, queridos Cotillas, que la trayectoria de la periodista catalana, a sus ya 76 años, está más que consolidada y curtida en la batalla. Porque si de algo estamos convencidos es de que Karmele Marchante, con el devenir del tiempo, ha tenido que hacer frente a las durísimas críticas de aquellos que se hacen llamar detractores. Nada que pueda resultarnos raro o de ‘ultramar’, después de haber acaparado incontables horas de televisión y haber protagonizado enfrentamientos encarnizados con todo hijo o hija de vecino.
Pero, a decir verdad, poco o nada queda de aquella Karmele Marchante rebelde que, allá por el año 1997, se ganaba el título de periodista políticamente incorrecta en el plató del famoso Tómbola. Casi veintiséis años desde que se emitiera por primera vez el exitoso formato de la televisión autonómica valenciana, Canal 9, que, inevitablemente, han hecho de la comunicadora catalana una mujer más comedida en su discurso aunque, eso sí, jamás silenciada. Así mismo es como Karmele Marchante ha dejado más cadáveres que verdaderos amigos fuera de la pequeña pantalla.
Una vida plagada de luces y de sombras que la periodista ha decidido plasmar en No me callo: Mis Memorias. Desde el desarrollo de una infancia marcada por la ausencia de las figuras materna y paterna, pasando por su experiencia con la cocaína y el alcohol, hasta llegar a su traumática experiencia como colaboradora del formato estrella de La Fábrica de la Tele, Sálvame Diario. Una etapa de su carrera profesional de la que no se siente nada orgullosa, y de la que si pudiera retroceder probablemente no viviría de nuevo.
Sin duda alguna, una baza a favor de la propia Karmele Marchante que contribuirá a desarticular la imagen que los telespectadores guardan de su polémico paso por la pequeña pantalla. La versión más sincera de la reputada periodista que, a diferencia de aquellos intensos años de actividad por los platós de Telecinco, ahora se mantiene en un discreto segundo plano y, aparentemente, sin intención de cobrar nuevamente el protagonismo que la catapultó e hizo de la catalana un personaje público sin igual. No os lo perdáis, porque en Cotilleo.es os contamos a continuación todo lo que no se conoce de la estrella televisiva.
Karmele Marchante revive su infancia más dura y solitaria
>Detrás de esa Karmele Marchante que hemos acostumbrado a ver frente a las cámaras de televisión, lo cierto, queridos Cotillas, es que se esconde una mujer que, a sus 76 años, aún conserva recuerdos de una infancia y adolescencia marcadas por la ausencia de cariño y el dolor que, en según que circunstancias, puede ocasionarte la soledad. Un relato que estremece a cualquiera cuyo protagonista, sin lugar a dudas, ha sido y será su progenitor.
Aislada de su núcleo familiar, Karmele Marchante fue criada por sus abuelos en el municipio tarraconense de Tortosa. Aún, hoy, recuerda aquella hucha que tuvo de niña para así poder conseguir algunos ahorros que le permitieran viajar a ver a su mamá, su papá y su hermanita. Supuso tantísimo esa distancia física que separaba a Karmele Marchante de su familia, que la periodista asume que llegaron a convertirse «en un puntito en el mapa» para ella.
«[…] No tenía muñecas, ni ositos de peluche, ni cumpleaños, ni amigas, ni nada. Estuve con mis abuelos, y en un entorno muy cerrado en una ciudad, Tortosa, que nunca iba a emerger y se había quedado estancada. De hecho creo que aún sigue así…», confesaba Karmele Marchante en una entrevista para el diario generalista catalán La Vanguardia.
«[…] Recuerdo que tenía una hucha donde metía dinero para poder ir a ver a mi mamá, mi papá y mi hermanita. Mi tío Manolo me llevó a Toledo a conocerlos. Después de los 12 años, como era rebelde y no estudiaba, además de ser una niña mimada, mi padre me arrancó literalmente de los brazos de mi abuela y me llevó a Barcelona […] Jamás nos reconciliamos y la verdad es que nunca hablo de él. Nunca le perdoné la severidad, la dureza y la crueldad con la que me trató», se sinceraba acerca de la difícil relación que siempre mantuvo con su padre.
Karmele Marchante: «La droga corre por los camerinos»
>Ya han pasado seis años desde que la periodista, Karmele Marchante, tomara la drástica decisión de abandonar definitivamente el programa para el que trabajaba, Sálvame Diario. Un cambio de rumbo en la vida de la catalana, que supuso su retirada y alejamiento de las cámaras de televisión. Desde entonces, queridos Cotillas, la controvertida Karmele Marchante ha optado por mantenerse en un perfil mucho más bajo, hasta el extremo de no saber prácticamente nada del rumbo de la mediática comunicadora.
Una etapa de su más que consolidada trayectoria periodística que, tal y como ella cuenta en La Vanguardia, considera «el gran error» de su vida. Arrastrada por la codicia y por sus ansias de ganar dinero, Karmele Marchante, indirectamente, tuvo que pagar un alto precio por ser uno de los rostros más conocidos de la televisión de nuestro país. Un complejo mundo que, en palabras de la periodista, aún convive con las drogas en camerinos y redacciones.
«La droga corre por los camerinos, sí. Incluso a alguna persona invitada la cúpula de producción le tuvo que comprar droga porque sino no salía. Eso fue en Tómbola […] Una vez pasé droga en tres tubos de pasta dentífrica desde Colombia a Barcelona, sí […] Cuando salía de trabajar mis contactos en Colombia eran gente muy divertida y allí corría el alcohol y la cocaína. Ahí fue donde la probé por vez primera y me gustó, por lo que quise llevarla para mi gente de Barcelona para que la probara. Todos mis amigos estuvieron encantados y contentos».