De cómo sepas conservar los alimentos en tu día a día depende el que no tengas desagradables sorpresas, sobre todo porque cada uno tiene su ciclo de vida y cuando dejan de estar frescos empiezan a actuar los microorganismos, que se encargan de su deterioro y putrefacción. En las siguientes líneas te vamos a mostrar consejos para conservar los alimentos frescos en casa, algunos de ellos muy conocidos, como puede ser la refrigeración o congelación, pero otros que son muy fáciles pero que quizás no los tengas muy presentes.
Conservar los alimentos en nevera
Para conservar los alimentos lo más sencillo y fácil de hacer, y por lo que hemos apostado normalmente, es colocarlos en la nevera, pero de manera adecuada. Y es que no vale con depositarlos como sea, es conveniente tener debidamente ordenado este electrodoméstico para que así la conservación sea mejor. Hay que tener en cuenta que los cajones bajos del frigorífico suelen estar más fríos que los superiores, por lo que es recomendable que guardes en ellos los alimentos más perecederos, como el pescado y la carne.
Congelar los alimentos
Otra de las normas clásicas para conservar los alimentos perfectamente es que si compras pescado o carne y no la vas a consumir en breve, lo mejor que puedes hacer es meterlos en el congelador. Aunque creas que con dejarlos en la nevera te puede servir es un error ya que con el paso de los días se van a ir estropeando y van a ir perdiendo su frescura. Es más, lo más seguro es que hasta se te olvide de que están allí y acaben poniéndose malos.
Envasarlos al vacío
En la tarea de conservar los alimentos puedes tener un gran aliado si cuentas en tu casa con una máquina de envasado al vacío, que es una técnica perfecta para mantenerlos frescos. Si no la tienes también puedes hacer la misma función simplemente con una bolsa con cierre hermético de las que sueles usar para congelar los alimentos. Antes de cerrar debes asegurarte de que has quitado todo el aire. Un truco para hacer esto último es sumergir la bolsa hasta la altura del cierre en una olla llena de agua. Con la presión que ejerce éste podrás vaciar la bolsa de aire y cerrar.
Guardarlos en tápers
Si no quieres conservar los alimentos lo más frescos posibles con la técnica del vacío también puedes hacerlo de otra manera mucho más cómoda como puede ser ordenándolos y separándolos en tápers o bolsas con cierre. Con ello evitarás contaminaciones cruzadas entre los alimentos. Eso sí, cada tipo de fruta debe ir por separado porque puede ser que unas maduren antes que otras y el hecho de estar en contacto, aceleren la maduración de las otras y terminen estropeando todas.
Sal para el pescado
Si lo que te ocupa es conservar alimentos del mar, es decir pescados, y no quieres congelarlo, una buena opción que tienes para que se mantengan frescos es aplicar el «envase al vacío» casero que te hemos explicado más arriba. Eso sí, antes de cerrar las bolsas tendrás que haber lavado el pescado con agua y salarlo después antes de introducirlo. Si lo haces bien, podría aguantar hasta una semana en la nevera sin ponerse malo. Y si tienes una máquina para envasar al vacío, puede aguantar hasta un mes en la nevera.
Lavar las verduras
Conservar otros alimentos como las verduras requieren otro trato distinto. Lo ideal es que antes de meterlas en la nevera o en el congelador las laves, y para ello lo puedes hacer de dos maneras distintas. La más rápida y la más recomendable es pasarles agua durante unos 30 segundos y después secarlas bien. La otra sería mediante el proceso de ebullición. Estos alimentos provienen de la tierra, en la que hay muchas bacterias, por lo que para eliminarlas sumérgelos en agua hirviendo, y luego ya los puedes guardar en la nevera o congelarlos.
Hacer conservas
Y si tienes la suerte de tener tiempo libre, para conservar los alimentos frescos también puedes optar por hacer conservas. Eso sí, hay varias maneras de hacerlo, en ahumado o en escabeche. El primero es uno de los métodos más antiguos de conservación, pero actualmente se recomienda no abusar porque el humo con el que se hace contiene hidrocarburos peligrosos que pueden ser nocivos para la salud. Tras la combustión, se eliminan los microbios y se potencia el sabor de los alimentos. El segundo se hace con una mezcla de aceite de oliva, vinagre, sal, especias, ajo y azúcar.