Carlos III cumple 74 años. El que fuera el heredero eterno sopla hoy las velas convertido en rey. La muerte de Isabel II ha significado el inicio de una nueva era en el Reino Unido que se materializará oficialmente el próximo mes de mayo con la gran ceremonia de coronación del nuevo monarca. Mientras tanto, el rey Carlos III ya está gestionando su papel como soberano británico todavía con la sombra de un reinado de 70 años, pero también con la de su propio pasado. No se le antoja fácil esto de ser el mandamás de la monarquía británica y menos cuando todavía hoy son muchos los que no confían en su persona. ¿Podrá Carlos III cambiar la opinión de toda esa gente?
Con la quinta temporada de The Crown ya estrenada, son muchos los analistas que piensan que podría hacer tambalear de nuevo la vida de Carlos III. Pero, ¿qué puede hacer una serie de televisión a algo tan potente como la monarquía británica? Pues el reflejo de la historia. La serie de Netflix ha regresado con su ficción estrella y lo hace centrándose en el annus horribilis de la familia real británica. En ese año, el trío amoroso de Carlos III con Diana de Gales y Camilla Parker fue lo que terminó de dinamitar la reputación de los Windsor. Un fantasma del pasado que todavía hoy persigue a Carlos III y ahora todavía más como Rey de Inglaterra.
Carlos III, primer cumpleaños como Rey de Inglaterra
>Para llegar a donde está hoy, le ha tenido que acompañar la pena. Y, es que, el rey Carlos III hace frente a estos primeros meses como monarca, todavía con el gran pesar que fue para él perder a Isabel II. Fue la reina más longeva y él, el heredero eterno. Pero eso ya forma parte del pasado británico más reciente. «Dado que Dios todopoderoso se ha complacido en llamar a su misericordia a nuestra fallecida soberana, la reina Isabel II, de memoria sagrada y gloriosa, la corona de Reino Unido e Irlanda del Norte recae única y legítimamente en el príncipe Carlos», fue la primera proclamación que tuvo Carlos III como rey.
No será hasta el próximo 6 de mayo de 2023 cuando se haga oficial la gran ceremonia de coronación. Mientras tanto, Carlos III continúa con su labores como soberano del Reino Unido con todas las miradas puestas en sus actos y deberes. Fue príncipe con claros y oscuros, muy querido por unos pero a la vez muy criticado por otros, pues precisamente fueron sus hechos los que le llevaron a ser centro de la polémica. Su compleja vida sentimental le llevó a perder la confianza de un país que tenía puesta toda su fe en su futuro rey.
Su polémico matrimonio con Diana de Gales hizo que la gestión de, en aquel entonces, el príncipe Carlos, dejara que desear. Lady Di conseguía a pasos agigantados convertirse en la Princesa del pueblo ante la mirada de un príncipe que no soportaba ver cómo su mujer y madre de dos hijos era la preferida de los británicos. No obstante, lejos de la fama, el problema simplemente radicaba en la frustración por no tener a su lado a quien él tenía como el amor de su vida: Camilla Parker. Hoy convertida ya en reina consorte, Camilla ha tenido, también, que batallar con ganarse el cariño de toda una nación pero también de la propia familia real británica. Sin embargo, Camilla es ya hoy parte fundamental de la institución del Reino Unido.
Primer y emocionado Domingo del Recuerdo sin Isabel II
>Era una de las citas esenciales para Isabel II, por lo que este 13 de noviembre el Domingo del Recuerdo adquiría un carácter más simbólico. Durante este acto se conmemora a los fallecidos en la guerra, por lo que este compromiso era vital para una monarca que vivió la Segunda Guerra Mundial. Aun así, los problemas de salud ya hizo a Isabel II perderse la cita del año anterior, siendo solo siete las veces que no puso asistir, pero este año la familia Windsor vivió el acto de una forma mucho más emocional por motivos evidentes.
El rey Carlos III ha liderado por primera vez este servicio del Día del Recuerdo y ha realizado la ofrenda floral a los fallecidos acompañado de su familia así como otras autoridades políticas, militares y religiosas. Mientras en el resto del país se llevaban a cabo los desfiles propios de un día transcendental como este, Carlos III no ha podido evitar contener las lágrimas antes de colocar la corona en honor a los caídos. Una muy distinta a la que ofrendaba la reina Isabel II, según recoge Vanitatis, pues el nuevo monarca apostó por las amapolas sobre hojas negras adornada con una cinta con los colores del soberano: escarlata, púrpura y oro.