Las migas extremeñas es una receta tradicional que nuestras abuelas hacían para aprovechar restos de comidas. Al mismo tiempo se trata de un plato económico y además contundente e ideal para afrontar los días de frío, ya que nos aportan una importante carga calórica que nos ayuda a llevar mejor los rigores del otoño e invierno. Por supuesto, lo puedes acompañar de los ingredientes que más te gusten, ya sean embutidos, huevos fritos o sardinas, o simplemente tal y como las vamos a hacer, con el ajo, bacon y pimentón de la vera.
Origen de las migas
Las migas son un plato muy típico de Extremadura, aunque en otras partes de España hay distintas versiones hechas bien de migas o de gachas. Como decía Lope de Vega: «Quién con un torrezno asado se desayuna, o con migas, al doctor le dan cien higas». La tradición nació de la mano de los pastores que iban a pastar sus ovejas y cabras, y se quedaban a dormir en la sierra. Al no tener pan del día, aprovechaban el pan duro de otras jornadas para echarlo en el caldero. Los cabreros se sentaban en círculo junto al fuego para comer directamente del caldero con una cuchara.
Las migas y la nutrición
Si analizamos las migas desde un punto de vista nutricional, se puede decir que la sémola de trigo (endospermo de trigo duro) carece de alguna propiedad interesante, más allá de ser una fuente de hidratos simples. Pero las claves de este plato nos la dan sus acompañamientos y es que se pueden ligar con infinidad de alimentos. Pasan a ser una buena opción gastronómica cuando lo que rodea al plato son habas, tomate picado, aceitunas, pimientos, berenjenas y cebolla asada, boquerones y sardinas a la plancha, naranja, uvas y melón, por ejemplo.
Ingredientes de la receta
En hacer unas migas no vamos a tardar más de 45 minutos, aunque no se puede decir que es una elaboración de las más sencillas, sino de dificultad media. Para, por ejemplo, cuatro comensales, vas a necesitar como ingredientes 600 gramos de pan viejo de varios días, 6 cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra, 10 dientes de ajo, un pimiento rojo, un vaso de agua y una cucharadita de sal. Como se ve por todos estos productos, no puede haber un plato más barato que llevar a cabo, ideal para estos tiempos.
Primeros pasos
Lo primero para hacer migas extremeñas es trocear el pan en un bol. Puedes cortarlo en rebanadas finas o en tacos pequeños. Aparte, echamos la sal en el agua y la batimos bien hasta que se disuelva. Seguidamente regamos con este agua el pan, lo amasamos ligeramente, apretamos y tapamos con un paño. Esperamos como media hora para que el pan tome bien la humedad. Mientras, ponemos una sartén al fuego con el aceite y los ajos, con piel, cortados a la mitad, y cuando veamos que los ajos ya están fritos, se sacan del aceite y se reservan.
Cómo finalizar la receta
Para finalizar la receta de nuestras migas extremeñas se añade el pan en la sartén con el aceite de ajo y también se incorpora el pimiento cortado en trozos pequeños, y continuamos con la cocción a fuego lento y le vamos dando vuelta hasta que el pan absorba el aceite. En estos momentos paramos hasta que veamos que el pan por debajo tome color dorado, momento en que se incorporan los ajos fritos sin piel y se le siguen dando vuelta a la vez que vamos picando todo con la espátula o la cuchara de cocina. Hay que mantener la cocción hasta que el pan tome color como el de la foto.
Con qué acompañarlas
Estas migas extremeñas caseras se pueden acompañar con café con leche, con aceitunas, sardinas asadas o fritas, panceta y chorizo frito. La uva fresca es quizá la guarnición más popular de las migas en todo el país, y ahora es perfecta además porque están de temporada. Con su poder hidratante y sabor dulce, las uvas hacen un buen contraste y maridan de maravilla. Unos buenos pimientos rojos asados, mejor si son caseros, y si se han asado en horno de leña mucho mejor, le darán al plato otro sabor y lo aligeras un poco. Antiguamente se aprovechaba la temporada de albaricoques, uvas o higos para desecar grandes cantidades y tener reservas durante el invierno, y así se podían enriquecer las migas.