La tortilla de patatas no solo se come sola sino que muchas ocasiones se acompaña de otros platos tan típicos como unos pimientos verdes asados. Lo que seguramente pocas veces habrás tomado es ese segundo mezclado directamente con el primero, que es lo que vamos a mostrar cómo se hace en las siguientes líneas. La receta no sale buena sino lo siguiente, además de que es muy fácil de hacer, no vas a estar mucho tiempo en la cocina, y por supuesto económica, no te va a suponer un gran desembolso económico.
Gran acompañante para la tortilla
Lo bueno de hacer una tortilla de patatas con pimientos verdes es que éstos son todo un superalimento para cuidar la salud. Esta económica hortaliza disponible durante todo el año, aunque las variedades más tiernas y sabrosas están disponibles desde junio hasta octubre, destaca por su gran versatilidad, ya que puedes incluirlo en toda clase de guarniciones, pistos, guisos o acompañamientos. Los verdes en concreto son uno de los tipos de pimientos dulces más sabrosos y tienden a permanecer frescos durante más tiempo que los rojos o amarillos.
Una tortilla más saludable
Otra ventaja de hacer una tortilla de patatas con pimientos verdes es que alta densidad nutricional de éstos, ya que con pocas calorías proporcionan una rica variedad de vitaminas, minerales y fibra. El pimiento verde tiene potasio, vitamina A, vitamina K, vitamina B6 o piridoxina y grandes pequeñas cantidades de tiamina (B1), magnesio, potasio, cobre y vitamina E. Sin dudarlo, la vitamina más destacada que aporta es la vitamina C, mucho más que la de una naranja. Y también son ricos en vitamina B6, que ayuda a crear hemoglobina, fortalecer las defensas y sintetizar los neurotransmisores.
Ingredientes de la receta
Como cualquier tortilla de patata que se pueda hacer, lo mejor de la misma es que es un plato sencillo de hacer, muy sabroso, y también económico. En este caso los ingredientes que vamos a necesitar para hacer esta receta serán tan solo 4 huevos tamaño L, 2 patatas medianas, una cebolleta grande, 2 dientes de ajo, 2 pimientos verdes medianos, aceite de oliva virgen extra y un poco de sal. Como se ve, todos ellos, salvo quizás los pimientos, se encuentran habitualmente en cualquier cocina, por lo que ni tan siquiera tendrás que ir a comprarlos.
Primeros pasos
Para hacer esta tortilla de patatas con pimientos verdes lo primero será picar los dientes de ajo muy pequeños. Se pone a continuación un buen chorro de aceite de oliva virgen extra en la sartén y se calienta la misma a fuego bajo con los ajos, que vaya tomando bien el sabor. El aceite que ponemos tiene que ser suficiente para que cubra el fondo de la sartén pero sin excedernos. Y, como siempre ocurre cuando se hace una tortilla, hay que recordad que si la sartén es más pequeña, la tortilla saldrá más alta, eso ya va al gusto de cada uno.
Cortar patatas y pimientos
Una vez que tengamos los ajos listos de nuestra tortilla hay que trocear la cebolleta en cuadraditos pequeños, que se añaden a la sartén cuando los ajos comiencen a dorarse. Luego se cortan por fin las patatas en dados pequeños, también los pimientos, y éstos se agregan a la sartén y, cuando cambien de color, se añaden las patatas y se cocina todo junto. Como habrá poco aceite, hay que tened en cuenta que no freímos, «recocemos» todo junto en un poco de aceite pero si veis que es poco, se puede añadir algo más. Todo se cocina a fuego medio-bajo y tapada la sartén, aunque hay que ir dando vueltas de vez en cuando.
Cómo finalizar la receta
Para finalizar esta tortilla con pimientos, cuando las patatas estén tiernas hay que batir los huevos muy bien, que echen espuma para saber que están perfectamente batidos. Se vuelca el contenido de la sartén en un cuenco grande y sobre este los huevos batidos. Se mezcla con cuidado, que las patatas se impregnen bien de los huevos. Si en la sartén ha quedado un poco de aceite no será necesario poner más pero si no ha quedado, se añade un poco para que la tortilla no se quede pegada. Se da unas vueltas para que la superficie no se quede lisa, sino como rústica, será más apetecible a la vista. Cuando los filos estén hechos y por el centro no quede mucho huevo líquido, se da la vuelta y se dora por ese lado. Y solo queda servirla, algo que se puede hacer tanto caliente como templada, es igual de rica.