Si decimos en alto Richard Gere a todos se nos viene directamente a la cabeza películas tan famosas como Pretty Woman o Siempre a tu lado, Hachiko, pero lo que nunca hubiéramos creído era que también tendríamos que pensar en nuestro país.
Y es que el intérprete galardonado por un Globo de Oro pasa temporadas muy largas en España por su pareja Alejandra Silva que es, nada y nada menos queridos Cotillas, que de Galicia. ¡En esta publicación os contamos el cambio que supuso la entrada de la española en su vida!
El comienzo de la relación de Richard Gere fue complicado
>Cuando pensamos en Richard Gere, se nos viene directamente a la cabeza la actriz con la que compartió reparto en Pretty Woman, la archiconocida Julia Roberts, pero no queridos Cotillas, la mujer que ha puesto patas arriba la vida del galán americano tiene sangre española y se llama Alejandra.
Para los que nunca hayáis oído hablar de ella, es hija del empresario de la construcción Ignacio Silva, un rostro muy conocido de la clase alta de la capital española. No obstante, la esposa del intérprete de Las dos caras de la verdad, es gallega de nacimiento, madrileña de adopción y, además, es licenciada en Publicidad y Marketing.
Una mujer con la que, según desvela la versión oficial, vivió uno de los momentos más mágicos que le han sucedido en la vida. Nunca podrá olvidarlo. Una fantasía que no pudo venir en una mejor ocasión, porque pasó justamente después de que terminara su matrimonio con Govind Friedlan. ¡Qué suerte tuviste Alejandra, que hubiera pasado si en vez de un poco después, hubiera sido un poco antes…!
Pero bueno, el caso es que el flechazo fue instantáneo, aunque, lamentablemente, los primeros meses no fueron tan sencillos como presuponíamos. Algo que tuvo que ver con el divorcio de la activista, fue muy complicado. Eso sí, en cuanto lo consiguió, no dudó ni un minuto en dejarlo todo por Richard Gere.
Se mudó a EEUU para formar una familia con Richard
>Cuando la activista finalmente pudo firmar el divorcio con Friedlan, la novia hizo la maleta y puso rumbo a los Estados Unidos, concretamente a la ciudad de Nueva York, donde se casaron en mayo del 2018 y desde entonces han tenido dos maravillosos hijos de los que la gallega no duda en presumir cada vez que puede en sus redes sociales.
Desde entonces tienen una vida tranquila en la ciudad americana, alejada del bullicio de las zonas más céntricas y rodeados de naturaleza. No obstante, Alejandra tiene mucho apego por su país y por su tierra, y, por su parte, Richard Gere ha aprendido a quererla como si fuese la suya propia. Por eso mismo siempre que pueden se escapan a nuestro país. Cualquier excusa es buena, recoger un premio por su labor solidaria, disfrutar de los buenos amigos o enseñarle al actor de Más allá de la ambición todos los manjares culinarios que caracterizan a España.
Un hecho que pudimos comprobar una de tantas veces que se han escapado a Galicia, cuando el actor de En el filo de la duda mostró su entusiasmo por uno de los productos más demandados de España, el aceite de oliva. Una elección que se relaciona directamente con su vegetarianismo. Un régimen alimentario que sigue debido a sus creencias. Es budista desde hace más de treinta años.
Unos datos que nos demuestran lo inevitable. Richard Gere, a sus recién cumplidos 73 años ha encontrado la estabilidad junto a Alejandra Silva, a la que ve crecer día tras día, y alguna que otra noche más aún. Y no, queridos Cotillas, no me estoy refiriendo a una velada romántica, si no a cuando la conmemoran con algún premio por su labor solidaria.
«Ella es muy humilde, no lo convierte en un gran asunto, ni siquiera quería aceptarlo porque no es para ella, es para la gente a la que ella ayuda. Estoy muy orgulloso de ella», señaló en la ceremonia de la Gala Starlite, cuando les vimos bien acompañados con rostros tan conocidos como el compañero de profesión de Richard, el cubano William Levy, o la sobrina de Felipe VI, Victoria Federica.
«Yo solo soy un marido aquí«, repitió en varias ocasiones Richard Gere dejando claro que era la noche del amor de su vida, y que por nada del mundo quería eclipsarla y menos en su casa, España. Sin embargo, y como pudimos ver esa noche, la activista estaba dispuesta a compartir el protagonismo con él, y por eso no paraba de repetir que el trabajo de la fundación es algo, «que hacemos juntos y una parte importante de nuestra relación».