Veinticinco son muchos años, o por lo menos, en ocasiones normales es el tiempo suficiente como para que un acontecimiento desaparezca del imaginario de varias generaciones. Pero esto no es el caso, ni lo va a ser, y es que el accidente que se produjo en el paso subterráneo de la Place de l’Alma, en París y que terminó con la vida de Diana de Gales, se nos ha quedado gravado para siempre.
Este 31 de agosto no solamente Guillermo y Harry perdieron a una madre, también lo hizo el resto de occidente, que estaba viendo como poco a poco la exesposa de Carlos de Inglaterra se estaba convirtiendo en un icono de la cultura occidental.
Diana de Gales, el símbolo de toda una generación
>Una de las cosas que más contrariaban al Príncipe Carlos de Inglaterra al comienzo de su boda con Diana de Gales, era el extraño magnetismo que tenía la princesa con la población británica porque, hiciera lo que hiciera, se convertía en el centro de todas las miradas.
Posiblemente, esto sucediera por su espontaneidad, que la llevó a protagonizar los episodios más naturales que hemos visto en cualquier representante de una familia real en occidente. De ahí que pasara de ser un símbolo de la monarquía británica, siempre recia bajo la supervisión de Isabel II, a convertirse en un icono de la cultura occidental de los años ochenta y los noventa. Os contamos porqué.
El primero fue el 10 de abril de 1987 cuando, en su rol como embajada de la familia real, Diana se propuso romper con el protocolo al que tenía que estar sujeto la familia real en todo lo que tiene que ver con las labores humanitarias. Lo hizo demostrando muchísima cercanía con todos los asistentes. Tanta que incluso llegó a estrecharle la mano a una persona con sida.
Otro de los momentos más especiales de su vida del que desgraciadamente no se ha conservado un vídeo fue cuando, con motivo del cumpleaños de su esposo, en diciembre de 1985, Diana de Gales decidió homenajearle con una de las actuaciones más recordadas de la Royal Opera House. Por supuesto, y como si esta fuese una misión de alto secreto, Lady Di se coordinó con el bailarín Wayne Sleep para bailarle Uptown Girl a su marido, delante de todos los asistentes.
«Se acercó a mí cuando quiso actuar en la Royal Opera House, en un espectáculo privado para seguidores del Royal Ballet. Carlos iba a estar entre el público y ella quería sorprenderlo; todo era ultrasecreto», contó tiempo después el artista.
Un amor por los suyos que también pudimos comprobar como, en su papel de madre con su hijo Harry en 1997, Diana de Gales no dudó en descalzarse para participar, junto al resto de madres de la promoción de su niño, en el Día del Deporte de la Escuela Wetherby. Una jornada que organizó este centro educativo, y por la que pudimos ver a la Princesa consiguiendo la victoria en la carrera de atletismos para el pequeño Enrique. Sin duda era toda una madraza, cuya espontaneidad e independencia hizo que entrara en los corazones de toda una generación.
Su luz se apagó cuando consiguió ser una mujer libre
>Después de muchas idas y venidas, Diana de Gales consiguió separarse de Carlos el 9 de diciembre de 1992 y el 28 de agosto de 1996 se divorciaron oficialmente. Un escaso año había pasado desde que Lady Di empezara a tomar decisiones por si misma, cuando la desgracia, el infortunio o una mano negra no revelada terminó con su vida.
Y es que, la popularidad que estaba teniendo Lady Di estaba alcanzando una relevancia político-social muy marcada. Para que os hagáis una idea, queridos Cotillas emprendió una cruzada para visibilizar el problema de las minas antipersona, un proyecto que recibió el Premio Nobel de la Paz, un gesto que no gustó demasiado en algunos sectores de Reino Unido que lo veían como una intromisión en la política nacional. Además, se rodeó de personas tan influyentes como el expresidente de la República de Sudáfrica y el religiosa María Teresa de Calcuta, y viajó a muchos países como Bosnia, Angola y Pakistán.
A este último territorio fue con cierta asiduidad, y es que, mantuvo una relación sentimental con el cirujano pakistaní, Hasnat Khan, del que estuvo enamorada hasta su último día. No obstante, en el momento de su muerte estaba teniendo un affaire con Dodi Al-Fayed, heredero de los grandes almacenes británicos Harrods, que murió en el mismo alcance que ella.
Un accidente que continúa siendo un misterio primero porque se produjo junto en el momento que más competencia podía hacerle a la marca del casa real británica, segundo porque su exmarido nunca podría haberse casado con Camila de Cornualles si Lady Di hubiera vivido, y tercero porque siempre se ha especulado que estaba embarazada cuando falleció. Sin embargo, lo único que nos ha quedado claro es que Diana de Gales perdió su vida en ese túnel subterráneo el 31 de agosto de hace 25 años y nosotros perdimos al principal icono de la cultura occidental de los ochenta y los noventa.