MasterChef llega a su fin y María Lo se proclama ganadora del concurso en su décima edición. A pesar del buen nivel que han demostrado todos sus compañeros, María Lo ha destacado ante el público y el jurado proclamándose la favorita sin lugar a duda.
La gaditana de 32 años ha admitido que todavía no es consciente de lo sucedido, ya que no se esperaba que dijeran su nombre: «En esos momentos tu cuerpo entra en tal shock que no te crees que estás ahí».
A pesar de haber estudiado Hostelería, María sabía que triunfar en la cocina iba a ser difícil y decidió apostarlo todo y enfrentarse a un nuevo reto: «Siempre me ha encantado la cocina y siempre me he querido dedicar a ella y dije: me voy a presentar a Masterchef, ¿por qué no?»
También ha reconocido que no era la primera vez que intentaba entrar en el programa y que esta «era la segunda vez» que se presentaba. Su padre, que también es un gran aficionado de la cocina, dice que cuando se enteró no daba crédito: «Mi padre estaba flipando».
Respecto a cómo ha vivido la experiencia desde dentro, María reconoce que todo «es exactamente igual que como se ve en televisión» y que «hay bastante nivel de exigencia».
Este concurso ha marcado sin duda un antes y un después en la vida de la gaditana, pero no solo a nivel profesional, si no a nivel personal: «Tienes que normalizar equivocarte, porque nada es perfecto».
«Llevo cuatro años trabajando en terapia porque soy una tía muy exigente y muy perfeccionista. MasterChef ha sido el punto de inflexión de poner en práctica todo ese trabajo personal que he hecho y de exponerme a situaciones en las que nunca a lo mejor me iba a imponer», reconoce la ganadora.
María Lo ha querido demostrar que esta experiencia ha sido para ella un gran reto mental: «Me ha servido a nivel personal para aceptarme, quererme y respetar el error. De todos los errores se aprende y no hay nada que sea un fracaso, todo es una oportunidad«.