Sin duda que el pulpo es uno de los moluscos más apreciados. Se puede preparar de mil maneras distintas, y todas son sin duda del agrado de los amantes del mismo. Tan obligado es comerlo en Galicia como en cualquier otra parte de España, ya sea como aperitivo o como plato principal. Los pocos que se resisten a él, a excepción de aquellos a los que no les guste su sabor, lo hacen porque piensan que no es muy saludable ingerirlo y que las kilocalorías que puede aportar a nuestro organismo pueden acabar con cualquier dieta que hayan comenzado. A continuación vamos a ver cómo estos dos argumentos no son válidos para descartar el pulpo no ya como «animal de compañía» sino de cualquier menú, incluso si el producto es de lata.
1Propiedades del pulpo
El pulpo, como otros moluscos, es un alimento rico en proteínas ante todo, ofreciendo además una pequeña cantidad de grasas entra las que destacan los ácidos grasos poliinsaturados u omega 3, y, como otros mariscos, es fuente de yodo y sodio aunque este último mineral no se concentra en él en grandes proporciones. Aporta también hierro, calcio, potasio, magnesio y vitaminas del grupo B dentro de las cuales destaca su contenido en ácido fólico, un ingrediente reducido en colesterol. Es más, dentro de los muchos mariscos que hay en el mercado, el pulpo es uno de los pocos que no ofrece purinas al organismo.