La viuda del torero afirma que tiene varios posibles compradores pero confiesa que, por el momento, no tiene ninguna prisa en abandonar su chalet a las afueras de Madrid
La mujer del torero cogió fuerzas para volver a la plaza de La Mestranza
> Sacando fuerzas de flaqueza tras el fallecimiento de Jaime Ostos el pasado 8 de enero, Mari Ángeles Grajal retoma poco a poco la normalidad. Y, todavía desolada por la falta del hombre con el que compartió los últimos 40 años de su vida, intenta recuperar la sonrisa y disfrutar de sus aficiones rodeada de sus amigos más cercanos.
Después de verla asistiendo a la tradicional corrida del Domingo de Resurreción en la plaza de toros de La Maestranza, la doctora ha decidido quedarse unos días en Sevilla. Y, a pesar de que confiesa que está llevando «mal» estos días tan especiales sin el amor de su vida: «Si digo bien miento. Era la primera vez que iba a los toros sin Jaime», confiesa. También agradece el cariño que está recibiendo de todo el mundo: «La gente dándome el pésame, sobre todo compañeros matadores. Estuve llorando, incluso, se me caían las lágrimas». «Pero bueno, lo de venir a La Maestranza lo tenía que hacer y ya lo he hecho, y ahora veremos a ver» se pregunta, todavía desolada por la muerte del torero.
María Ángeles Grajal, aún reticente por vender la casa que compartía con su marido: «No me corre prisa»
>El siguiente paso, pensaríamos, sería dejar el chalet en el que tan feliz fue con Ostos en la madrileña localidad de Villaviciosa de Odón, que Mari Ángeles decidió poner a la venta el pasado mes de febrero. Demasiados recuerdos y una casa que se le ha quedado grande que, por el momento, todavía no ha vendido a pesar de no faltarle ofertas. Y es que como explica, «no me corre ninguna prisa. Tengo ahí mis dos o tres compradores posibles pero me gustaría pasar el verano en casa todavía».