Ya se sabe, la lentejas, «si quieres las comes y si no las dejas», pero no es recomendable hacer esto último porque son un alimento con una alta concentración de nutrientes. Los hidratos de carbono son los más abundantes y están formados fundamentalmente por almidón, mientras que sus proteínas vegetales, aunque en buena cantidad, son incompletas, puesto que son deficitarias en metionina (aminoácido esencial). Eso sí, si se combinan con cereales como la avena o el maíz, ricos en dicho aminoácido, se convierten en proteínas de alto valor biológico, equiparable a las que aportan los alimentos de origen animal. Si encima las haces con carrilleras seguro que tus comensales te piden que las hagas todas las semanas.
1Pareja ideal de las lentejas
Y es que aunque las lentejas se suelen hacer con otros productos, como chorizo o jamón, lo cierto es que combinarlas con carrilleras, que por sí solas son un plato riquísimo, es todo un acierto. Sobre todo porque éstas, denominadas también carrillada, son un corte de carne en el cerdo y la ternera (a veces incluso del buey) procedente de los músculos maseteros. Corresponde a las partes grasas que se encuentran a ambos lados de la cara y pertenecen a la casquería. Estas partes carnosas, en el caso del cerdo, a uno y otro lado del hocico (nariz) suelen prepararse los días de matanza. En la gastronomía de la Edad Media la carrillada era entendida como la carne existente en torno a la quijada de los animales vertebrados.