Se podría decir que el cocido madrileño es, junto con los callos, el plato de la capital española por excelencia. Un puchero de origen humilde que hoy se encuentra tanto en los recetarios familiares como en los restaurantes más selectos (que se lo digan si no a Lhardy, donde es su principal reclamo). Además de ser un elemento clave de la cocina tradicional, la versatilidad de la receta, el alto valor nutritivo y el agradable sabor de unos ingredientes que combinan a la perfección, hacen que sea uno de esos platos que nunca pasan de moda. Aquí vamos a intentar diseccionar sus principales ingredientes y hasta cómo comerlo correctamente, algo que no todo el mundo hace.
1El origen del cocido
Lo que tampoco todo el mundo tiene claro es cual el origen del cocido madrileño. Algunos autores afirman que proviene de la adafina, un plato elaborado a base de garbanzos, verduras y carne, que los sefardíes preparaban para festejar el Shabat. Otro posible origen se encuentra en la medieval olla podrida, que incluía también multitud de ingredientes cocinados a fuego lento. Es este último detalle el que ha hecho que llegara a otros territorios.