María Jiménez es otra desde que el pasado 25 de agosto naciera su nieta. Aunque con su nacimiento se le agolparan los pensamientos recurrentes de sus duros años junto al actor Pepe Sancho. Prefiere no recordar aunque en los ojos de la pequeña, fruto de la relación entre Alejandro y Dane, chispeen los momentos del alumbramiento de su propio hijo.
No solo ella sufrió. Alejandro también lo pasó muy mal cuando sus padres se separaron definitivamente. Él tomó partido por su madre y eso no gustó al visceral Pepe. De hecho, no tenían contacto cuando el actor falleció. No se le vio dándole el último adiós.
Alejandro ha tenido que hacer frente, desde pequeño, a los traumas de sus padres: rupturas, reconciliaciones y la muerte de su hija
Famoso desde la cuna, Alejandro siempre ha tenido encima la sombra de sus famosos padres. Ambos protagonizaron una relación plagada de rupturas y reconciliaciones. De hecho, María y Pepe no estaban juntos cuando falleció la hija de ella en un desgraciado accidente automovilístico. La artista quedó destrozada y el actor acudió a su lado para reconfortarla. Empezó nuevamente la relación, aunque ambos sabían que tenía fecha de caducidad.
Para que una pareja funcione, el amor no es suficiente. Cuenta, y mucho, que ambos compartan gustos, aficiones y formas de ver la vida. En el caso de Pepe y María no era así. A ella le gustaba la fiesta flamenca y él era más de largas conversaciones con fondo.
El divorcio de sus padres costó a Alejandro la relación con el actor. Dicen que no se tomó nada bien que su hijo tomara partido por su madre
Cuando María denunció a Pepe por malos tratos, lo que hubo entre ellos se rompió para siempre. Dicen que jamás volvieron a hablarse. A su manera, ambos quisieron que Alejandro les apoyara. Difícil papeleta para un hijo que todavía no había volado del nido.
El divorcio se saldó con el distanciamiento de Alejandro de su padre. No tuvieron tiempo de reencontrarse porque la muerte les separó definitivamente. Distinta es la historia con su madre, con quien siempre ha mantenido el contacto. Aunque ambos son muy independientes, están ahí cuando se necesitan.
Al igual que con Alejandro, la relación de Pepe con su otro hijo, Javier, era inexistente. De hecho, el actor les dejó la legítima que por ley les correspondía. Una legítima envenenada que consistió en una sociedad llena de deudas. Más generoso fue con su esposa, la periodista Reyes Monforte, quien recibió varias propiedades del actor.