Carmen Bazán, matriarca de los hermanos Janeiro, vive hoy, uno de sus peores momentos. Con su casa embargada, recién operada de la cadera, un estado de salud delicado y su vuelta a la finca de Ambiciones, de la que un día tuvo que marcharse para vivir en soledad, preocupa a sus allegados por encontrarse en un pozo sin fondo del que no ve la salida.