Consolidados como una de las parejas más unidas actualmente del panorama nacional, Tamara Falcó e Íñigo Onieva llevan siete meses de intenso amor en los que intentan pasar todo el tiempo posible juntos compartiendo sus planes de ocio, pero a pesar de que ambos han encajado a la perfección en el entorno de su pareja, tanto la Marquesa de Griñón como el ingeniero mantienen su ‘independencia’ y guardan parte de su tiempo para compartirlo con sus amigos más cercanos.
En esta ocasión fue Íñigo el que disfrutó de una relajada cena con amigos en un céntrico restaurante de la capital sin la presencia de su novia que, para sorpresa de todos, acudió al establecimiento en el que estaba su amor pero, lejos de reunirse con él en el interior, prefirió esperar en un taxi, muy pendiente de su teléfono móvil.
Pero si sorprendente fue que no saliese del taxi para reencontrarse con su novio, más llamativo todavía fue que tras varios minutos esperando, Tamara se marchase del lugar sin ver a Íñigo, que continuó con su cena ajeno a la presencia de la socialité en la puerta del restaurante.
A última hora de la noche, y sin rastro de preocupación por el extraño comportamiento de Tamara, Íñigo salía de su cena en compañía de varios amigos, con los que se mostró de lo más divertido y cariñoso. Compartiendo bromas y risas, el empresario se marchaba a casa caminando haciendo oídos sordos a las preguntas sobre sus planes de futuro con la Marquesa de Griñón, que hace unos días hablaba de su relación y confesaba que, aunque están muy enamorados, por el momento no se plantean ni boda ni hijos.