La madrugada del pasado 13 de abril Raquel Mosquera era ingresada en el madrileño Hospital Puerta de Hierro tras sufrir un brote psicótico que hizo temer por su vida a su familia, protagonizando momentos de auténtica angustia en los que, según fuentes cercanas, gritaba que se quería quitar la vida mientras intentaba autolesionarse.
Afortunadamente, lo peor ha pasado y, después de casi 13 días ingresada – en los que después de pasar unos días sedada, consiguieron estabilizarla tras aumentarle el tratamiento que sigue para su bipolaridad – este lunes la viuda de Pedro Carrasco ha recibido el alta hospitalaria y se ha trasladado a su domicilio a las afueras de Madrid para continuar con su recuperación.
Aunque este fin de semana se rumoreó que su estado era preocupante y que se desconocía cuándo abandonaría el hospital, esta mañana Isi adelantaba que Raquel estaba «muy bien» y que «pronto» volveríamos a verla, desmintiendo la preocupación que se había creado respecto a la salud de la peluquera.
A pesar de que Raquel ha conseguido abandonar el hospital sin ser vista, hemos pillado a la peluquera, intentando ocultarse bajo una manta negra, llegando a su casa. Molesta por la presencia de prensa a las puertas, la viuda de Pedro Carrasco, en tan buen estado de salud que fue capaz de subir unas escaleras a tientas mientras advertía a los reporteros que «está prohibido subir aquí» – con su característico tono de voz – entraba en en su chalet sin hacer declaraciones acerca de cómo se encuentra tras el brote psicótico que la ha tenido ingresada los últimos 13 días.
Oculta bajo la manta, y protagonizando un espectáculo tan grotesco como ridículo, Raquel no ha querido desvelar cómo está ni qué tratamiento tendrá que seguir a partir de ahora. Mientras Isi la protegía de la prensa y la ayudaba a entrar en su domicilio, la peluquera tampoco ha aclarado si, como se ha asegurado, demandará a Rocío Carrasco por maltrato psicológico.