Explica Jorge Javier Vázquez en su blog de ‘Lecturas’ la velada en la que ejerció de anfitrión con la recién operada Mila Ximénez, que podría regresar al universo ‘Sálvame’ este próximo sábado. El presentador admite que la tertuliana le señaló antes de la cena en una nota de prensa que «en cuanto entre en tu casa tienes que decirme que estoy estupenda y que me han dejado fenomenal. Si adviertes algún defecto te lo callas porque la sinceridad está muy sobrevalorada. Así que cuidado con la cara que pones al verme».
Y añade su secreto mejor guardado: «Pero la verdad es que no tengo que fingir alegría cuando la veo. El mayor piropo que le puedo decir es que parece que no se haya operado. Aparte de que no tiene ni un hematoma le han dejado una cara muy natural. Como si viniera de pegarse unas vacaciones de ensueño. Me hace gracia porque cuando se ríe lo hace con precaución, como si una carcajada fuera a desmontarle el resultado del quirófano. Cena poco y fuma mucho con P., o al menos a mí siempre me parece que tanto la una como el otro fuman demasiado. De vez en cuando salen al jardín a darle al pitillo y me gusta verlos juntos, intercambiando confidencias. P adora a Mila y Mila tres cuartos de lo mismo a P. Son parte de mi familia. Personas que la vida te regala para seguir luchando».
El presentador también recuerda con cariño a los últimos invitados del ‘Sábado Deluxe’. Jorge opina sobre Santiago Segura que «es uno de los profesionales más serios del mundo del espectáculo. Le pidas lo que le pidas se lo prepara siempre con mimo y detalle. Lo último: charlar con Carlota Corredera acerca de los problemas que le ha acarreado tener que lidiar con kilos de más. Se leyó el libro de mi amiga antes de sentarse en el programa y participó en la charla creyéndose lo que estaba haciendo. Santiago juega con el humor para desdramatizar pero se enfrenta a sus compromisos con rigor y seriedad. Es un ejemplo a seguir para todos aquellos que se quieran dedicar a nuestro mundo». Sobre Irene Villa opina que «tiene algo que le falta a muchos entrevistados: verdad. Víctima en 1991 de un atentado que le ocasionó la pérdida de las dos piernas y tres dedos de una mano, se presentó en el plató con ganas y se notó desde el principio. Me atrapó su discurso. Nada ñoño, exento de cursilería y sin bromitas aprendidas acerca de sus miembros amputados. Irene Villa aprendió de su madre –también víctima del atentado– una lección esencial para seguir adelante: que había que luchar para seguir viviendo en vez de quedarse llorando en una habitación maldiciendo a los que les habían hecho daño. No quedaba otra».
Y Jorge apuntó para finalizar: «Me gustó Irene porque no pintó una realidad color de rosa. Habló del fracaso como otro elemento más de la vida, algo en lo que no puedo estar más de acuerdo. Tenemos pánico a que las cosas no salgan como nosotros esperamos y consideramos una gran derrota no salir siempre victoriosos de nuestras jugadas. Pero cuando somos capaces de aceptar que dejar de ganar no significa necesariamente perder nuestra vida adquiere un sentido más rico. Irene Villa se plantó el sábado para recordarnos que, pese a todo, una vida merece ser vivida. Aunque solo sea por curiosidad. Entiendo que la contraten para dar conferencias. Lo que no entiendo es que seamos incapaces de incluir en nuestros obsoletos planes de estudios asignaturas que nos ayuden a sacar provecho a nuestros sentimientos, demasiado dados por lo general a refugiarse en la tristeza o el conformismo».