Desde que se separó de Enrique Ponce, Paloma Cuevas se ha mantenido al margen de la esfera pública. Volcada en sus hijas y en sus padres, Victoriano Valencia y Paloma Díaz, la empresaria está centrada en la colección que está diseñando para Rosa Clará y que pronto verá la luz y ha dejado su vida social completamente apartada en un momento de reinvención total.
Sin embargo, sigue conservando a ese grupo de amigas incondicionales que se han convertido en uno de sus grandes apoyos tras su separación de Enrique Ponce. Hemos pillado a dos de ellas, Genoveva Casanova y Patricia Cerezo, disfrutando de una tranquila cena en un conocido restaurante de la capital y, aunque discretas, nos han contado que, aunque no se deje ver, Paloma está «muy bien». Sin embargo, han preferido no desvelar cómo marchan lasiuj negociaciones para firmar su divorcio del torero, del que parece que quedan por solucionar varios flecos.
Genoveva, además, se ha pronunciado sobre las últimas declaraciones de su exmarido, Cayetano Martínez de Irujo, confesando que hay fantasmas en el Palacio de Liria, concretamente el de Eugenia de Montijo. Entre risas, la mexicana ha asegurado que «ya sé cuales son, esos son los cuentos que se cuentan» y ha revelado si ella ha escuchado temblar los cimientos de la residencia emblema de la familia Alba: «No, no, a mí no me tocó».
Lo que estás claro es que una de las razones de que Paloma Cuevas cada día este mejor, a pesar del dolor que le ha producido su separación durante estos meses, es el apoyo de sus grandes amigas.