Jesús Mariñas sigue sorteando enemigos tras su pequeño parón televisivo, solo interrumpido por algunas apariciones esporádicas en ‘Sálvame’ y ‘Supervivientes’. En ambos espacios han reclamado sus servicios tras el final de ‘¡Qué tiempo tan feliz!’ para que rajase de Gloria Camila, hija poco digna de Rocío Jurado para el gallego. No como Rocío Carrasco, sorprendió al decir. Esta semana se venga en la revista Tiempo del «sinvergüenza» con la que la joven concursante de ‘Supervivientes’ le tildó. Eso sí, prefiere tirar de ironía y no hacer sangre con la joven mientras le vuelve a echar un capote al novio de su amiga María Teresa Campos: «Bigote se acomoda entre censuras a su pasividad y Gloria Camila sube el estrellato sin pelos en la lengua. Impacta con su madurez sensata con solo 21 añitos. Despotrica, ataca, descalifica sin pararse en barras y me llamó “sinvergüenza”». Y añade con ironía: «qué diría si me conociera».
Aprovecha el periodista que el Pisuerga pasa por Valladolid para repasar su convulso entorno familiar: «Sin repasar su entorno familiar, que no solo afecta a su hermano, el irrecuperable Josefer al que por fin parece que la Justicia recluirá en un centro especializado. En España, de Norte a Sur, lo trataron hasta en cinco tras ser expulsado de colegio-cuartel miamero al que Rocío –entonces vivía y sufrió, fue muy generosa– y Ortega lo enviaron confiando que curado volvería. Pepito, el Marismeño, experto en esos tratamientos, se dio por vencido a los quince días. “Es imposible, no quiere curarse”».
Ni quería curarse y dudamos que se quiera reponer de la colección de escándalos nocturnos, la mayoría protagonizados fuera de sí. José Fernando parece no haber aprendido nada y ni siquiera parece reparar en el dolor que produce a su familia, en especial al doliente Ortega Cano. También habla del dolor de otra familia: la de Bustamante y Paula Echevarría. Dice Mariñas que esta semana es clave para dirimir el futuro de la que hasta anteayer parecía romance idílico, blanco de marcas glamurosas. El periodista señala que cercanos a la preja «rezan y hacen votos para que tras la primera comunión de su hija Daniella se reconcilien Paula Echevarría y David Bustamante. Han tenido casi dos meses de pausa, reflexión y actitud meditadora sobre si les conviene olvidar el enfado y volvamos al amor, como en la canción, o romper definitivamente su amor de ya doce años aprovechándose uno del otro. Doblemente beneficiados, aunque al empezar él era más estrella, ahora declinante, y la guapa asturiana culebreaba por hacerse un nombre como actriz. Durante su larga convivencia hubo de todo porque David se resistía a dejar francachelas nocturnas, amiguetes y arraigadas aficiones.
Mariñas apunta a algunos vicios de Bustamante, eterno sanbenito que le ha caído al cántabro sin ningún tipo de prueba: «Un jaranero de la cabeza a los pies acostumbrado a desapariciones nocturnas sin previo aviso. Duraban varios días y casi emitían anuncios de “se busca” aunque sabían dónde encontrarlo. Generaba ansiedad y hasta miedos que impedían y torpedeaban la tranquilidad doméstica. La comunión de su niña será punto final o de partida. Daniella lució un trajecito de Rosa Clará recordando el casamentero de su madre. Verlas blancas y radiantes, al menos de apariencia, toca mis fibras más sensibles y ya no digamos las múltiples propuestas del Bridal barcelonés, donde Rosa Clará inaugura marcando tendencias elegantes».