No sabemos si Jesús Mariñas ha querido hacer las paces con su eterna amiga María Teresa Campos a través de su última crónica en la revista Tiempo, pero lo cierto es que el periodista gallego le echa un capote a su novio cargando contra sus compañeros: «Muchos de los compañeros del reality televisivo Supervivientes no ven con buenos ojos la participación del humorista chileno en el concurso y parece que no tienen intención de ponerle las cosas fáciles. Lo pronostiqué sin las supuestas dotes adivinadoras de Rappel: Bigote Arrocet ya es objetivo a machacar, el chivo expiatorio de unos concursantes quizá futuros supervivientes. Agoreros o envidiosos solo le pronostican dos semanas de competición conjunta, ya que lo toman por competencia desleal y privilegiada. Se lo advertí al showman, que desencantó en su estreno. Incluso con el disgusto de María Teresa Campos, mantuvo su deseo firme e inamovible: “Con 68 años quiero demostrarme que soy el mismo 13 años después de otro concurso similar”, me dijo antes de unirse a grupo con poca afinidad. Ni un punto de apoyo y menos aún la ya cargante, físicamente patética y hasta desagradable Leticia Sabater».
«Físicamente patética». Buff. Mariñas hilvana una supuesta campaña solo existente en su imaginación: «A Bigote no le dan tiempo de asentarse y desean fulminarlo nada más empezar, quizá celosos de que las cámaras lo destacasen en primeros planos más que a los otros participantes no tan populares. Es retahíla incansable tras el programa inaugural de un elenco que no está a la altura de ediciones precedentes (…) De la decena de nombres apenas cuatro ofrecen morbo, ni Alba Carrillo y su agobiadora madre, el ahora obeso pero divertido exmarido de Karina, a la que años atrás desposó tomándole el pelo, que es lo suyo. Es como un túnel del tiempo pero con idéntica rotundidad. Adelantan que Gloria Camila romperá con su novio tras esta experiencia compartida donde ella lleva la voz cantante y disonante. Inexplicables los gestos de sorpresa y asombro ante la habitual intemperancia de esta prohijada por el capricho de José Ortega Cano, algo que no pudo frenar Rocío Jurado, que con Rociíto tenía colmada su ansia maternal».
Mariñas también desentraña el drama familiar de Gloria Camila: «Hoy la familia está deshecha como es bien conocido y Gloria Camila supone voz que chirría en lo antaño entrañable, cálido y admirable. Todo un temperamento deslenguado que me descolocó tiempo atrás, yo hablando cordialmente con Ortega, y ella me arreó un “ya estas bailándole el agua, adulándolo para luego ponerlo a parir”. Enmudecimos ante tan maleducado arranque. Ortega no dijo ni pío, quizá habituado a tales salidas de tono que nunca tuvo Rocío, aunque sus peleas caseras también se las traían. No eran tan felices como nos vendían. Quieren gresca y azuzan para que meta bulla aunque no estaba previsto que ante las cámaras Gloria Camila empezara atizándole a su pareja, que no supera el susto. Un principio que revela, promete y también sorprende. Es lo de Edmundo forever Bigote, nombre sostenido a pulso pese al deseo de María Teresa. Deseaban que se fuese al cuello ante el distanciamiento de los colegas más jóvenes. No entendieron su casi pasividad observadora, pura estrategia de quien está baqueteado desde que a los 13 años y en una noche pintó la casa de su tío. Agallas no le faltan, tampoco experiencia y peores toros lidió en su juventud desamparada o el 1,2,3 que le hizo famoso».