¡Máxima tensión! ¿De dónde viene el odio de Gloria Camila hacia Jesús Mariñas?

Jesús Mariñas

Jesús Mariñas admitía hace algunas semanas que le gustaría participar en ‘Supervivientes’, único bote salvavidas que tenía a mano tras la cancelación de ‘¡Qué tiempo tan feliz!’. Pero finalmente en el reality-show ha aparecido, aunque en este caso por unas palabras de Gloria Camila contra él: «Mariñas me cae como el culo. Es un sinvergüenza». Pero él no replicó y siguió cargando contra su principal objetivo: José Fernando. «A Rocío Jurado estos niños le hicieron la vida a cuadros hasta el punto en el que José Fernando estuvo en cinco cuarteles reformatorios».

¡Máxima tensión! ¿De dónde viene el odio de Gloria Camila hacia Jesús Mariñas?

Rosa Benito y Antonio David Flores cargaron contra el periodista: «¿Por qué estamos hablando de José Fernando si no está concursando y deberíamos de tenerle a parte? (…) ¡Que no hables más de José Fernando! que no está concursando (…) De la misma forma que se respeta a la familia de la Campos de que no se hable de ella porque María Teresa ¡no está aquí!, José Fernando no está aquí, así que punto en la boca». Pero Mariñas no parecía preocupado por sus contrincantes, aunque la cara se le ensombreció tras un SMS de María Teresa Campos cargado de nitroglicerina: «Vaya hombre, al final quien más te dice que te quiere, te falla. Yo no espero nada, no te preocupes».

Mariñas no sabía la razón del tortazo metafórico de su ex jefa, pero sí se huele de dónde viene el odio de Gloria Camila: su artículo de 2013 en el que desvelaba que José Fernando se defecaba en los trajes de la Jurado: «Enseguida tropezaron con desórdenes, incomodidad, facilidad adaptadora y creciente desarraigo por parte de los pequeños de 5 y 7 años. No iba a ser tan fácil y el niño parecía indomable. Entonces aún no imaginaban su presunta bipolaridad, un mal entonces apenas reconocido públicamente: lo veían vital, cariñoso, fuerte y casi sexy con sus labios sensuales cual señal de origen. Hasta que un día De la Rosa corrió junto a Rocío, que como casi siempre, estaba en la ducha, ya refugio impenetrable de momentos intempestivos, porque los había, y muchos, en sus constantes y gritones rifirrafes con Ortega superada la tranquilidad de los primeros tiempos. El secretario no podía estar más alterado, y cuidado que allí pasaban cosas. “Rocío, Rocío, que el niño se ha meado y algo más…”. “Pues dile a la chica que lo limpie, no es para tanto alboroto, Juan”. “Es que se ha meado y algo más encima de tus trajes de actuación llegando a romper alguno».

Y remataba: «Soponcio, dolor, miedo y desengaño minimizado como chiquillada. Lo recluyeron en un internado irlandés y un reformatorio de Miami. No sirvió de nada, fue el principio del fin tras morir la cantante y dejarle una herencia de casi dos millones de euros al cumplir los 18, que su padre se resistía a entregarle oliéndose que la fundiría en poco tiempo. No se equivocó en ese más temor que intuición, incluso exaltando al desigual niño que solía tratar a la gente de usted cuando celebraban el cumple de su hermanastra Rocío y él brindaba ofreciéndole la tarta. “No se separó de mí tras la muerte de Carlos Parra”, añora lloroso Ortega Cano. Fue como un enfermero tirando de la silla de ruedas. Larga como era Rocío, intuyó los problemas futuros concretados en esta reciente pelea en un club de alterne, agresión a un cliente, robo e incendio del coche y otros delitos igualmente graves. Ortega, dolido pero harto, no parece dispuesto a mediar, gestionar gracia o pagar fianza, confiado en el caudal económico que José Fernando debe medio conservar pese a gastar en prostitutas, amigotes y bebidas –o lo que sea– hasta 10.000 euros diarios».