Demi Moore se ha convertido en la gran protagonista del desfile de Fendi en la Semana de la Moda de París. Uno de los eventos más esperados por todos los fashionistas al tratarse del debut del diseñador Kim Jones al frente de la exclusiva firma italiana y por reunir sobre la pasarela a estrellas de la talla de Naomi Campbell, Kate Moss, Cara Delevigne o Bella Hadid entre otras top models que, sin embargo, se vieron completamente eclipsadas por la actriz.
Y es que, completamente cambiada a como la recordábamos, la ex de Bruce Willis ha reaparecido con un rostro que nada tiene que ver con el que tenía cuando alcanzó la fama a nivel mundial tras protagonizar «Ghost» al lado de Patrick Swayze. Un impactante cambio físico que ha desatado tantos comentarios como críticas, a los que Demi permanece ajena.
La actriz, una de las mayores bellezas del Hollywood de principios del siglo XX y que siempre se mostró contraria a las operaciones estéticas, parece que ha seguido el ejemplo de algunas de sus compañeras, como Melanie Griffith, Uma Thurman o Renée Zellweger, con una indisimulada afición al bisturí en busca de la eterna juventud.
Un «club» en el que ahora ha ingresado Demi a sus 58 años que, en el desfile, ha mostrado un rostro que poco tiene que ver con su frescura y su belleza natural de antaño. La frente sin una sola arruga, la nariz visiblemente más redondeada, los ojos sin apenas expresividad y, principalmente, unos pómulos y una boca lo que se conoce, en el argot común, como «recauchutadas» que han cambiado por completo la expresión de su cara.