Siempre es buen momento para degustar un bizcocho: con el desayuno, de postre, en la merienda… Es uno de los dulces más versátiles y se consume tanto en su versión comercial como elaborado artesanalmente en casa. Habitualmente el biscocho es robusto y da para muchas raciones así que a la hora de consumirlo tendrás dos opciones claras, o comerlo en un visto y no visto o congelarlo. Si no sabes cómo almacenarlo de esta forma hoy queremos enseñarte a hacerlo ¡tendrás siempre un bizcocho a buen recaudo!
1Congelar un bizcocho
Estos deliciosos postres deben congelarse con ciertas medidas para evitar que se escarchen, adquieran malos olores o terminen por resecarse. El método va a depender mucho del tamaño del bizcocho y del estilo la receta de los bizcochos en cuestión. Como regla general, los bizcochos recién hechos pueden congelarse 1 o 2 horas después de salir del horno, es decir, cuando ya estén tibios.
Lo ideal es cortarlos en láminas y separarlas con papel de horno para su correcta conservación. Dependiendo del tiempo que dure dicho bizcocho congelado, es necesario envolver estas porciones en papel film para evitar que adquieran sabores y olores del congelador en el que se van a guardar.