En los últimos días se ha recrudecido la guerra que mantiene Kiko Matamoros contra Makoke y contra el hijo de ésta, Javier Tudela. El colaborador ha decidido comenzar a hablar de la que fuera su familia después de que la colaboradora de intentase callarle la boca públicamente y lo ha hecho sometiéndose a un polémico polígrafo del que la ex modelo no ha salido bien parada.
Además, y lejos de amedrentarse y a pesar de que su distancia con su hija Anita es cada vez mayor, Kiko no ha dudado en lanzar dardos contra Javier Tudela, asegurando que el empresario habría confesado sus intenciones de acabar con él.
Mientras que Anita ha pedido respeto y ha confesado sus deseos de mantenerse al margen de la polémica entre sus padres, Makoke guarda silencio, pero quienes la conocen aseguran que está muy dolida y que estaría dispuesta a emprender medidas legales contra el colaborador.
Javier Tudela, por su parte, continúa con su día a día y, ajeno a las declaraciones de Matamoros, ha visitado un concesionario de coches de lujo en compañía de su novia, Marina Romero, con quien en los próximos meses convertirá a Makoke en abuela.
Muy serio, y guardando un tenso silencio poco habitual en él – que suele atendernos amablemente siempre que alguna noticia sacude a su mediática familia – Javier abandona el concesionario sin confirmar si es cierto que le dijo a Laura Matamoros que se cargaría a su padre, ni qué le han parecido los últimos ataques de Kiko. Muy pendiente de Marina, que está embarazada de cuatro meses, el joven evita contarnos cómo está Makoke después de todo esto y si es cierto que emprenderá acciones legales contra el que fue su pareja durante 20 años. Discreto, el empresario tampoco habla de si cree que Anita podrá perdonar todo esto al colaborador, con quien lleva sin hablarse varios meses.
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