Contar una información falsa, es uno de los errores más garrafales que puede cometer un periodista. Y es que la mentira no está tan penada en ninguna otra profesión como en en el periodismo, ya que el hecho de informar tiene que estar contrastado con la verdad y no con la mentira. Este es uno de los principios incuestionables que tienen todos los profesionales de la comunicación, y aunque en algunas ocasiones se produzcan errores, se aprende y se rectifica.
El problema de mentir viene cuando lo haces compulsivamente y sin sentimiento de culpabilidad. Esto es lo que le ha pasado a José Antonio Avilés, quien después de estar concursando en Supervivientes, se tuvo que enfrentar a todas las estafas emocionales y mentiras que había contado públicamente para llegar hasta donde está: la silla en la que colabora.
Independientemente de que se haya currado su sitio en Viva la vida, que no lo dudamos, José Antonio Avilés se había cavado su propia tumba a su salida de Supervivientes y lo cierto es que ha recibido el perdón más generoso de su vida: el del público que ha elegido que siga en televisión.
Y es que no hemos vuelto a saber nada de las deudas que éste tenía, pero sí que le vemos seguir haciendo su trabajo en televisión, lo que siempre ha deseado. ¿Habrá saldado sus cuentas? De momento, todo indica que algo ha aprendido de esa época en la que se le vio su verdadera cara.