El eterno silencio de Antonia Dell’Atte: de las acusaciones de maltrato a Lequio a sus mentiras en la prensa rosa 

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‘El gran reto musical’ de TVE ha supuesto el regreso de Antonia Dell’Atte a los medios. La modelo italiana llevaba meses apartado de éstos, tan solo hizo un breve paréntesis con exclusiva otoñal en ‘¡Hola!’, revista donde desveló amor tardío y deseos de matrimonio por la Iglesia, porque ya saben que la italiana es mujer de fe, reforzada en la enfermedad: «Siempre he sido una persona creyente, pero en los últimos años he hecho un gran camino espiritual. Cuando estuve enferma pensaba que iba a morirme sin haber perdonado a todas las personas que me hicieron daño, sin haber podido devolver todo lo que la vida me ha dado… y hasta sin haberme casado por la Iglesia».

En ‘El Mundo’ le afearon hace poco a Antonia que en ¡Hola! hubiese mostrado hace más de un año una casa en una entrevista en la que desvelaba que se la iba a regalar a su hijo Clemente, pero al siguiente año hubo sesión para la revista de moda AD, y la casa era… suya. Es cierto que hace años firmó la paz con Lequio, al que acusó hasta la extenuación de maltrato: «Esto no es una frivolidad, es un dolor que hay que extirpar. Hay comentaristas que dicen que algunas mujeres populares se han apuntado al carro de los malos tratos. Yo no formo parte de este carro (…) Estaba viendo la televisión y él estaba en un programa de Boris Izaguirre en el que se hablaba de mujeres maltratadas. No podía creerme hasta dónde llegaba su cinismo, su mala fe».
 El eterno silencio de Antonia Dell'Atte: de las acusaciones de maltrato a Lequio a sus mentiras en la prensa rosa 

La italiana añadía: «Tengo claro que si no hubiera estado esperando un hijo habría dado un portazo el primer día que me amenazó. Creí que aliándome con mi fortaleza, estando a su lado, dominaría la situación, como la heroína que cambia al malvado (…) No tuve fuerzas para rebelarme y, cuando él vino con el cuento del perdón, no lo perdoné. Interiormente no se perdona nunca; tratas de ser indulgente y piensas que no volverá a suceder, pero ya se ha abierto una brecha. Él cuando pegaba utilizaba un arma, el kárate. Perdía los nervios con cualquier pretexto, en cualquier circunstancia. No llevo la cuenta de la cantidad de agresiones que se sucedieron a lo largo de los años. Pero en aquella ocasión me rompió la rodilla al perder el equilibrio. Fue en Polonia. Cada vez que me pegaba me pedía perdón, me escribía aquellas cartas de arrepentimiento en las que evocaba su nerviosismo, su forma de agredir, y que yo conservo muy bien. Pero nunca me pidió perdón de veras».

Antonia, de origen humilde, recordaba en ‘¡Hola!’ sus inicios en el mundo de la moda tras haber ejercido de vendimiadora por un día: «Cuando era pequeña me levantaba a las cuatro de la mañana para trabajar en la viña de mis padres. Me encantaba vendimiar y se me daba bien, hasta que un día pensé que era demasiado guapa y que había que conocer otros mundos… Entonces me descubrió Armani. De la viña a las mejores pasarelas. Más de treinta años después de aquellas vivencias, ha sido increíble volver a cortar uva en un paraíso como éste».