Ángela Dobrowolski ha acudido hoy por sorpresa los juzgados junto con su abogado para intentar paralizar el inminente desahucio que la obligará a abandonar la vivienda del productor catalán, en la que está atrincherada desde que salió a la luz el escándalo. Y es que hemos visto a la todavía mujer de Mainat con un fular puesto como si de la mismísima Pantoja se tratara, pelo recogido y gafas de sol… todo ello con la mascarilla que impedía ver alguna parte del rostro de la catalana.
El que llevaba la voz cantante ha sido su abogado, Jorge Albertini, quien ha confesado a todos los micrófonos de la prensa que todo esto va mucho más allá de una simple separación: «Hay un tema más allá de todo lo que se ha dicho, de xenofobia, de racismo, así que de momento no se va a producir hoy el desahucio. Ella tiene que presentarse el domingo para hablar sobre su situación personal, ¿podría entrar en prisión? sí. Estamos ante una historia de fantasía».
Ángela por su parte ha confesado que no quiere marcharse de esa casa por todo el patrimonio sentimental que hay dentro de esas cuatro paredes con sus hijos: «No puedo marcharme de la casa porque el día de mañana no podría mirar a mis hijos a los ojos». Y es que parece que va a luchar hasta el final para quedarse en el hogar donde compartió su vida con el productor.
Ángela terminaba su declaración a los medios con una reflexión con la que demuestra en el punto en el que se encuentra: «Me preocupa todo, todo. No paro de preguntarme si esto se ha hecho realidad». Tendremos que esperar hasta el domingo para saber finalmente si la desahucian o incluso si entra en prisión por el presunto intento de asesinato que supuestamente llevó a cabo hace unos meses.