Es cierto que el paso de Alba Carrillo por el Deluxe tiene varias aristas interesantes de leer. Por un lado es evidente el interés que suscita el personaje, que disparó en casi cuatro puntos al programa de Jorge Javier Vázquez. Y por el otro es palpable que la entrevista de la modelo le salió por la culata ante el ímpetu de Kiko Matamoros y María Patiño. De hecho el único titular que logró colocar fue una posible bisexualidad de Feliciano López que la deja peor a ella que a él.
Pero la resaca de la entrevista ha tenido consecuencias: Semana tituló ayer que Alba Carrillo se ha vuelto a internar en la López Ibor, quizás por un repunte de sus problemas tras el shock que le produjo un comentado linchamiento por el cual ha conseguido dispares defensores mediáticos, de Alessandro Lecquio a Federico Jiménez Losantos.
Sea como fuere, Isabel González comentaba este lunes en esRadio que la ex de Fonsi Nieto podría haberse embolsado 60.000 euros por el combate en Telecinco, cifra que podría aumentar si la ex Supermodelo se presta a someterse a una noche de polígrafo que quizás barrunta impracticable. Ella por lo pronto que dice que ni se arrepiente del careo ni tiene miedo a una demanda de Feliciano López,
Aunque recuerden que las cifras que han bailado sobre Alba Carrillo son dispares: en octubre varias revistas publicaron que pretendía un millón de euros en la demanda de divorcio por haber compartido durante los seis primeros meses de la moda el régimen de bienes gananciales y en realidad en el juzgado exigió 120.000 euros de compensación, aliñados por un testimonio que algunos medios calificaron de «despropósito».
Pero Alba sigue abriendo frentes entre la familia del tenista. De hecho acaba de presentar una demanda contra el hermano de la estrella, Víctor López, porque supuestamente domicilió a una empleada doméstica en el piso de soltera de la modelo cuando en realidad ejercía sus labores en la mansión del deportista. En realidad Alba Carrillo parece querer justificar con la demanda su tesis: la familia del campeón de la Copa Davis se entrometió tanto en su relación que ésta se rompió por la fuerza.
Por ahí fue su testimonio en el último programa: «Estaban metidos en todo. En la casa mansión, mi suegra opinaba de todo. Tuvo hasta trifulcas con la decoradora. Y a mi suegro me lo encontró un día al salir de la ducha en el vestidor buscando una camiseta de Feli para ponerse. Eso cuando no traía a sus amigos para enseñarles la casa (…) Me veían como una intrusa, o como un jarrón, como la rubia que podría llegar allí y quitarles la casa (…) Organizar la boda fue un drama. Opinaban de todo. Yo les quería como a unos padres. Por eso mi gran decepción. Había que hacer todo como ellos quisieran. El mismo número de Feli y yo juntos, los tenían los padres. Su padre le dijo que o le dejaba invitar a los que querían, o no iba. Siempre intenté mediar. Pero Feli no hacía nada. Ya casados cité a sus padres en mi casa para decirles que me avisaran cuando vinieran a casa».