Paloma Cuevas ha gritado basta. Está harta de ser “la pobrecita” que llora por las esquinas y ha tomado una drástica decisión: desmelenarse y pasar página. Enrique Ponce, por el contrario, se niega a desprenderse de ella, y eso que, según él mismo, está locamente enamorado de Ana Soria. Esta historia a tres nos tiene completamente enganchados…