Lo anunció en su día: Alba está dispuesta a todo. 2016 no ha sido un buen año para ella -al menos en el ámbito personal- y es que en junio del año pasado, su todavía marido, Feliciano López, le pedía el divorcio “de manera fría y distante” tan solo once meses después de que contrajeran matrimonio. A la guerra contra el tenista, al que solicita la nulidad de la cláusula de liquidación que se firmó ante notario en la separación de bienes, además de 500.000 euros por los seis meses anteriores a la mencionada liquidación, se le sumaba en aquel momento la afrenta contra el que se suponía era uno de sus grandes aliados en esta descarnada batalla: Fonsi Nieto, padre de su pequeño Lucas.
Alba se convertía en la chica del momento: un huracán de titulares con una desmesurada incontinencia verbal que llenaba de gozo a todos los que nos dedicamos al periodismo del colorín. Hasta ahora. Pues tras todo ese revuelo armado, Alba quiso dar un paso atrás, decidió desintoxicarse mediáticamente, su obsesión era lavar su imagen, lloró amargamente por el anhelo y el deseo de volver a ser la que era: aquella modelo bien remunerada -especialmente en eventos con photocall- y requerida para portadas de revistas consideradas biblias del corazón.
Los sueños de Alba se pueden ir al garete en apenas unas horas. Sálvame Deluxe ha sido y es uno de los programas de televisión referentes en el mundo del corazón. Líderes de audiencia a través de los años, buque insignia de Telecinco y niño mimado de La Fábrica de la Tele -la productora que persuadió a Alba Carrillo justo después de su separación-. Sin embargo, el perfil de sus invitados es muy concreto: para lo bueno y para lo malo. Lo que cabe allí no encaja en otros medios y viceversa. Alba Carrillo era un personaje de ¡HOLA! y en este tipo de publicaciones no son bienvenidos personajes de segunda silla del Deluxe.
En pleno pleito y litigio judicial contra su ex pareja, al que le demanda la mencionada cantidad de dinero por los seis meses de matrimonio en los que han convivido bajo el régimen de bienes gananciales, los abogados del tenista, en el futuro juicio, podrían alegar que Alba, con estas destructivas declaraciones en las que tilda a Feliciano de «infiel», entre otras lindezas, estaría vulnerando su derecho al honor, intimidad y propia imagen por lo que la modelo, además, podría enfrentarse a una colosal demanda.
Alba abre la vereda para que entren más factores en juego y en peligro. Cualquier cosa que diga, ante unos entrevistadores que por supuesto -y en el ejercicio de su trabajo-, van a buscar el titular, podría ser utilizada en su contra. Desvelar datos que conciernen al ámbito privado y que no puede demostrar podría suponerle la exposición directa a consecuencias legales por parte de Feliciano López. La defensa del tenista podría añadir a la cuestión procesal el pago de daños y perjuicios dentro de este proceso económico en el que se encuentran. Alba pone en bandeja la posibilidad de que la entrevista de esta noche aparezca como invitada especial en el juicio más importante de su vida y podría, además, ser la responsable única de que las cifras que se barajan en la ardua y laboriosa negociación finalmente se alteren en favor de sufragar los daños y perjuicios generados de estas declaraciones.
Alba Carrillo, por tanto, con su entrevista de esta noche, tiene poco que ganar y bastante que perder.