GQ lanza un número histórico en el que por primera vez las 20 ediciones de todo el mundo se unen bajo un lema común, «Change is Good», con el futbolista Marcos Llorente de protagonista. La situación actual nos obliga a estar cambiando constantemente en positivo para hacer frente a nuevos problemas y retos, y la trayectoria de Marcos Llorente demuestra que no temer al cambio ayuda a superar las adversidades.
En el futbol actual, cada vez más táctico y físico, la especialización desde muy temprana edad es la regla, y si no se llega a los 18 años con una posición y un rol muy definidos sobre el campo, es extremadamente raro triunfar. Él, a sus veinticinco años, dio el salto de centrocampista a delantero, y lo consiguió. «Es muy especial vivir un cambio como el que yo he vivido en el futbol. Sé que es algo que no se da mucho».
Después de trabajar duramente durante la pretemporada obligada por la pandemia y llegar en plena forma a los entrenamientos previos a los primeros partidos, Simeone decidió que era el momento de adelantar definitivamente su posición para convertirlo en una pieza vital del equipo. Y Llorente respondió a la confianza de su entrenador con goles, asistencias y acciones decisivas para que el Atlético se afianzase en puestos de Champions. En el último tramo, tras cambiar su perfil, fue para muchos el jugador más en forma de la Liga. «Cuando vives un cambio, cuando se produce un cambio así y las cosas van bien, es algo superespecial», asegura. «Sé que es algo difícil, así* que me hace muy feliz haber tenido esta oportunidad. El mérito por supuesto es del entrenador, porque él es al final quien decide en que posición juegas. Él vio que un poco más arriba iba a aportar cosas muy buenas al equipo y que, como ya dijo, en los entrenamientos se veía que podía jugar más arriba. Luego el día de Anfield salio superbien y fue un punto de inflexión».
Durante la cuarentena Marcos Llorente dedió los meses de parón obligado por la crisis del covid-19 para machacarse día tras día en el gimnasio. Gracias a esta constancia puede presumir de tener una de las mejores condiciones físicas de la Liga, además de una de las mayores puntas de velocidad, pero todo ello se lo debe a una disciplina a prueba de bombas, tanto en la preparación como en la alimentación: «para mí es algo natural y sencillo porque siempre me ha gustado entrenarme y cuidarme al máximo, ya no so*lo por aumentar mi rendimiento deportivo, sino también por mi salud», cuenta.
El lema del futbolista es: «Trabajo duro, conciencia tranquila… Es algo que me dijo mi padre hace muchísimos años y es la frase que he llevado conmigo a todos los lados. Sobre todo porque, cuando las cosas van bien, a todo el mundo le gusta trabajar, le gusta mejorar; pero cuando no van bien, ahí es cuando más me he repetido a mi mismo esas palabras».
Sobrino nieto de Paco Gento y nieto de Ramón Grosso, su padre Paco y su tío Julio también han sido futbolistas de élite. Curiosamente todos ellos eran muy ofensivos. «Yo era un poco el raro de la familia», dice entre risas. Su padre ha sido su inspiración. «Me ha apoyado mucho como padre, pero sobre todo me ha dado consejos muy importantes, ya que al final es alguien que conoce muy bien la elite del futbol», dice.