A pesar de que son muy dados a airear sus vidas en Instagram y otras redes sociales, es de sobra conocida la afición -o manía- de David Bisbal por salvaguardar la intimidad. La suya y la de los suyos.
Busca que no toquen a nadie de los que él quiere y les protege; sobre todo en aquellos asuntos que duelen y por los que, gran conocedor de los medios del colorín patrio, se pueden convertir en objeto de persecución y acoso.
Amén de salvaguardar la buena imagen de la que goza él y su actual pareja, Rosanna Zanetti; a la que los periodistas vemos con muy buenos ojos. Por eso mismo, cuando el cerco informativo sobre el pasado de Zanetti empieza a estrecharse, Bisbal reacciona.
Quizás no sea una casualidad que David haya podido pedir a los suyos, según han contado a Cotilleo.es, que no se hable sobre el pasado amoroso de Rosanna. No quiere que algo que ella misma dejó atrás la influya más de lo necesario.
Lo que tenga que contar Zanetti ya lo hará ella. Como ocurrió cuando confesó lo que describió como uno de los peores días en su vida. Aquel en el que la venezolana sufrió un secuestro express, hace algo más de ocho años, resultado de la situación que está viviendo su Venezuela natal.
Por eso, ahora que el que fuera pareja de Rosanna ha vuelto a escena, David podría haber dado la orden de respetar el mismo silencio que Zanetti mantiene.
El susodicho ex, Víctor Muñoz, un afamado cantante venezolano, llegó a estar comprometido con Rosanna y, al parecer, cancelaron la boda -o Rosanna lo hizo- cuando la modelo conoció a Bisbal.
David sabe que estas cosas se disparan y que las informaciones las carga el diablo. Por eso quiere evitar a toda cosa que le hagan daño a Rosanna y que ésta tenga que contar más de la cuenta sobre su vida privada,
Sobre todo, cuando Víctor contemplaría como destino España para la promoción de su próximo trabajo. Y hay mucho morbo en eso y en que ni David, ni Rosanna han contado nunca cómo se conocieron y dónde se hicieron novios. ¿Hay algo qué ocultar?
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