Jesús Mariñas ha marcado sin duda las tres últimas décadas de la prensa rosa con sus afilados comentarios en prensa, radio y televisión. Del cronista gallego se desconoce casi todo de su faceta personal, por lo cual nos centramos en repasar los siete secretos mejor guardados del periodista:
El verano marbellí del año 91 estuvo marcado por el puñetazo que le propinó el premio Nobel Camilo José Cela. Así lo contó El País: «El premio Nobel de Literatura Camilo José Cela propinó anoche un puñetazo al periodista Jesús Mariñas, especialista en prensa del corazón, en una fiesta celebrada en Marbella. Los hechos sucedieron cuando el escritor, que se encontraba en compañía de su esposa, Marina Castaño, se abalanzó por sorpresa sobre Mariñas e intentó arrojarle a una piscina. En ese instante, el jefe de prensa del Atlético de Madrid, Antonio de Olano, trató de disuadir a Cela al comprobar el enfado de éste. Pero el intento de Olano fue en vano y el premio Nobel volvió a dirigirse al periodista, al que, después de insultar y amenazar, agredió. Posteriormente, Mariñas explicó que la actitud de Cela sólo podía explicarse por la venta a una revista de las fotos de la boda del escritor con Marina Castaño, aunque manifestó su extrañeza porque no era la primera vez que ambos se encontraban desde ese hecho».
El periodista, tan cercano a Bárbara Rey en pleno escándalo del 97, acudía, tal y como ha revelado en Tiempo, a Zarzuela para informar cual agente del CNI: «Sabino Fernández Campo solía llamarme a La Zarzuela: “¿Cuándo puedes venir?”. “Cuando usted diga”, contestaba yo. Mandaba coche oficial y yo me sentía una especie de James Bond al servicio secreto de su majestad. Creí superar al chapucero Cesid de Manglano. Sabino, que luego fue mal despedido nunca nadie llegó a su altura, me preguntaba cosas así: “¿Aún es tan famosa? ¿? ¿Allí con quién salía? ¿Cuánto le dan en la tele para tener joyas tan buenas?”. A esta última pregunta yo contestaba: “Suele comprarlas a plazos, don Sabino, porque en los teatros hay corredoras de alhajas que llevan sus muestrarios y venden a plazos mensuales. Es muy corriente”. Y así hasta la siguiente llamada de Sabino Fernández Campo, siempre pendiente de alguna encerrona. Hay fotos al aire libre que nadie enseña y que Bárbara desmiente que fuesen hechas por su hijo de entonces 12 años. Como me aburre el tema que parecía apasionante yo “ni quito ni pongo Rey, pero ayudo a mi Señor. Y seguiré haciéndolo. Dios lo guarde de caer en la tentación el que es inviolable y no lo demuestra».
Jesús Mariñas fue durante dos décadas el colaborador estrella de Luis del Olmo en asuntos rosas. Cuando el mítico locutor cerró su etapa laboral en Protagonistas, el gallego recordó: «Nos entendíamos sin hablar. Luego me echó al cabo de veinte años y algún día descubriré las razones. Tampoco me preocupa tanto». En 1988 se produjo el despido y Mariñas creyó, al menos así se lo contó a El País, que algo tuvo que ver un comentario sobre la «poca accesibilidad» de Carmen Romero, entonces mujer de Felipe González.
Las explicaciones que le dio COPE, según contó Mariñas «no tienen mucha consistencia, la verdad es que a mí nadie me ha dado una razón clara». Después Mariñas colaboró en radio junto a Alejo García en Radio España y con Antonio Herrero de nuevo en COPE.
Mariñas era uno de los mejor pagados de Tómbola. Cuando Canal Nou cerró, su sueldo salió a la luz gracias a un reportaje de El Mundo: “El periodista Jesús Mariñas se erigió, junto a Lydia Lozano o Karmele Marchante, en uno de los colaboradores más populares de ‘Tómbola’, germen de la telebasura en España. Y también en uno de los profesionales mejor pagados del sector. Por cada programa semanal, percibía cerca de 500.000 de la época (el espacio se mantuvo en antena siete años, entre 1997 y 2004), es decir, 3.000 euros actuales al cambio. O lo que es lo mismo: más de 12.000 euros mensuales. El propio Mariñas desveló el pasado viernes su salario en Canal 9 (afirmó, de hecho, que entonces la televisión autonómica valenciana «pagaba muy bien») durante el transcurso del Sálvame Deluxe«.
Tras la muerte de Carlos Larrañaga, su mentor en Madrid, Mariñas le escribió un artículo de homenaje en La Razón: «Estuve en la primera boda de Carlos con María Luisa Merlo, y me costó un disgusto materno al viajar en Navidad: «Carlos sólo se casa una vez y Navidades hay muchas», justifiqué ingenuamente porque tras María Luisa vinieron Ana Diosado, la «innombrable» María Teresa Ortiz–Bau y la dulzura de Ana Escribano (…) Tenía fama de enrollarse con sus primeras actrices, que le tomaban como un mérito más. Con María Asquerino fue pareja en tres momentos, ella siempre suspiraba al recordarlo. Ninguna se le resistió, bien por seducción física o por simpatía arrolladora. Lo acompañé en giras, María José Alfonso era su pareja –sólo teatral, que quede claro– en «Empate a dos», dirigidos por Fernán Gómez, quien en «El extraño viaje» le dio un papel que ha hecho historia en este cine tan empobrecido.
Con las Campos ha trabajado mucho, pero este hecho no ha sido óbice para que se hayan llevado monumentales palos en prensa. María Teresa los recordaba así ante él en Sálvame: «Dos cosas que pienso de ti, siempre he dicho que Mariñas cuando se ha encontrado con un folio en blanco, en ese momento no es amigo de nadie. Luego, cuando te encuentra, como en el fondo te quiere, de mí puede haber dicho cosas, de Terelu también». A Terelu le dolieron más: «No dices voy a llamar a Teresa, no, lo pones. Y cuando una persona te cuenta una cosa absurda tú la escribes en vez de llamar y yo te hubiera contado a ti y tú eso no lo hubieras podido poner. Al final, terminas diciendo una cosa que a quién beneficia es a mí porque acabas diciendo ‘más guapa…».
Otra de sus íntimas, Rocío Jurado, tampoco se ha librado de sus dardos. En una entrevista con Kiko Hernández en ¡Qué me dices! señalaba lo siguiente: «Yo le decía a Rosa Benito que tenía que estar hasta el coño de ponerle rulos. ¡Tú es que no sabes el mal trato de Rocío a Rosa! Rocío Jurado maltrataba a Rosa, de palabra». Pero además Mariñas tenía tiempo para hablar de la sexualidad de «la más grande»: «Todas las grandes tienen mala leche. Pero yo creo que Rocío, además, tenía un complejo psicológico de irrealizada sexual (….) Era una España muy difícil». Durante mucho tiempo Mariñas estuvo especulando sobre la relación de Rocío con Ortega Cano, dejando siempre en el aire que el matrimonio fue un montaje que beneficio a ambos, necesitados de acallar rumores.