¿Recuerdas «Campamento de verano»? Era un reality de convivencia en el que los concursantes tenían que superar las pruebas y nominaciones, y que estaba ambientado en un campamento. Lo más sonado fue la salida de la escritora Lucía Etxebarria, dejando muchas heridas abiertas. Tres años después, la escritora puede cerrar ese capítulo. Te contamos algunas de las claves del caso de Etxebarria contra Telecinco.
Dinámica del programa
La dinámica del programa es básicamente la misma que en el resto de realities: se pone a prueba la convivencia de una docena de personas en un ambiente único. En este caso, un campamento de verano. En este lugar, los concursantes son «exploradores», y las pruebas rondan en torno a esta temática.
Lucía Etxebarria entró en el programa por varios motivos, pero lo que encontró ahí dentro no le gustó y se fue. Y no solo eso, sino que intentó echar por tierra todo aquello que olía mal en ese reality, que es lo que enumeraremos a continuación en este artículo.
Demanda a Telecinco
Tras su paso por el reality, Lucía Etexbarria demandó a Telecinco debido al linchamiento y al acoso que había sufrido. No solo dentro del programa, sino también fuera de él. Tres años después, esta demanda interpuesta llegó a su fin y la cadena de televisión debe pagar a la escritora hasta 50.000 euros en compensación.
Es una gran cantidad de dinero, pero también hay que darse cuenta de los daños que ella ha sufrido delante y detrás de las cámaras. Además, en la sentencia se dice que la cadena está obligada a emitir el fallo a través de todos sus canales de comunicación.
Poca vigilancia
Una de las cosas en las que Lucía hace hincapié ha sido en la poca supervisión que había del campamento. Se cree que al ser un reality, había cámaras las 24 horas del día, pero no era así, y la escritora quiso hacerlo evidente. Esto no sería un problema si no fuera por el comportamiento que generó esta poca supervisión.
Lucía afirmaba que «había droga», y continuaba: «La gente fumaba, hablaba de lo que le daba la gana, se amenazaba si quería, y, como quedó claro, mantenía relaciones sexuales sin mayor problema». Esta fue una de las razones por las que abandonó el programa, pero no la única.
Obligada a mirar
Otro de los puntos claves que ha sacado a relucir Lucía Etxebarria con el fallo de la sentencia, ha sido las agresiones verbales que recibió, dentro y fuera del programa. Se refería sobre todo a otro concursante, Pedre, ya que Lucía estuvo obligada a mirar mientras él se masturbaba.
Mientras durara todo el acto, ella no podía salir de la cabaña, y se la obligó a mirar en contra de su voluntad. Esto no es lo único que hizo ese personaje, sino que también acosó a una chica en directo. Fueron episodios únicos que, aquellos que lo vieron, todavía están intentando olvidar.
Agresiones verbales
Lucía Etxebarria agregó que debido a los incidentes con este concursante, y a todo lo que conllevaba, no podía aguantar más la estancia en el programa. Esto la llevó a querer irse de inmediato. Pero al parecer, la estrategia de Telecinco fue otra, y fue la de minar su confianza a base de agresiones verbales.
Lo que buscaba la cadena de televisión era quitar credibilidad a las palabras de la escritora. De esta forma, a través de los cortes del programa, se mostraba a una Lucía desequilibrada, con el fin de que la gente pensara que estuviera loca, y así, sus palabras carecerían de fundamento.
Agresiones físicas
No solo hubo agresiones verbales, sino que también llegaron a las manos. Tanto delante como detrás de las cámaras, «hubo linchamientos, patadas, amenazas», en palabras de Etxebarria. Y no solo eso, sino que la acosaban gritándola por un megáfono a base de insultos.
Cuando ella estaba encerrada en una cabaña, había patadas y golpes que provenían del exterior, haciendo que cada vez ella se sintiera más acorralada. Es por eso que finalmente ella decidiera dejar el programa. Pero como todo estaba en manos de Telecinco, la cadena de televisión dejó mostrar una realidad a su favor. Una realidad en la que Lucía Etxebarria no estaba bien de la cabeza.
«Había droga»
Ella no puede afirmarlo del todo porque no lo vio en primera persona, pero asegura que ahí había drogas. Es más, uno de los concursantes admitió que consumía Omifín, que es un medicamento para tratar la infertilidad, y que está prohibido consumirlo si no se tiene una receta médica.
Pero ella cree firmemente que allí se consumía algo más que el omifín sin recetar. Esto, unido a la poca supervisión de la que gozaban en el campamento, hacían de este lugar, un sitio para el desenfreno y el disfrute, todo sin control. Algo con lo que tampoco pudo Lucía.
Declaraciones desafortunadas
El genio que tiene Lucía Etxebarria ayudó a Telecinco a formar una imagen de ella algo desequilibrada. De esta forma, hubo algunas declaraciones hechas por la propia Lucía que se fueron de contexto.
Así por ejemplo, este año ha dicho: «No, no estoy loca. Soy superdotada, por lo tanto se me percibía como alguien muy diferente. Eso es todo.» Claro que por las redes sociales el tono sube de volumen y lo que para ella es una declaración, («¿Tú sabes que tengo el carnet de Mensa?¿ Quieres más credenciales?») los demás lo perciben como un gesto de muy poca humildad que dice poco a favor de ella. De ahí que vuelva a surgir la polémica.
Empieza su nueva vida
De cualquier forma, ahora Lucía puede ocuparse de su profesión, y así poder curarse las heridas de forma definitiva. Deja atrás este capítulo tan amargo de su vida, sabiendo que ha cometido un error, pero sobre todo, aprendiendo de él.
Tiene por delante toda una vida para recuperarse, ya que aunque la cantidad no es mucha para cerrar todas esas heridas, por lo menos vivirá tranquila un tiempo.
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