Risto Mejide dice que la diferencia entre Viajando con Chester y Chester in Love es que antes entrevistaba a personajes sobre sus vidas y ahora habla de la vida con los personajes. No es cierto. Al final no son temas universales los que se plantean en el nuevo programa del publicista. Y no es malo. El 7’3% de la audiencia (una pequeña subida respecto a la semana anterior) fue conquistado por la figura de Belén Esteban. Verla en un escenario diferente y siendo entrevistada por alguien distinto al habitual, vuelve a gustar. La televisión es cíclica y de eso Belén sabe un rato.
Sin embargo, a sus 43 años la Princesa del Pueblo parece estar ya cansada de batallar con unos y otros durante casi 20 años. «Yo estoy deseando dejar la tele. En el momento que pueda, la dejo. Yo quiero vivir mi vida. Yo debo un dinero a Hacienda y tengo que pagarlo. Luego me gustaría montar un pequeño negocio y cuando tenga las cosas bien hechas lo dejaré. Ojalá pudiera ser dentro de un año o dos, pero sé que no va a poder ser. Lo antes que pueda, dejaré la televisión», confiesa, con la voz entrecortada, la de Paracuellos.
Además ella ha puesto las normas de su propia vida. «Mi vida la sabe todo el mundo: para bien o para mal» y admite, por supuesto, haber hecho caja con ella: Entrevistas en revistas de tirada nacional, entrevistas millonarias en platós de televisión, ganadora de Gran Hermano VIP y ¡Más que baile!, Los ojos de Belén, su libro, una línea de zapatos, imagen de infinidad de marcas (menaje San Ignacio, Yo Bingo, MásMóvil…) y aún así, reconoce sus pufos con el Fisco.
Otra de las polémicas decisiones que Belén tomó en un momento determinado de su vida es la de no hacerse fotos con ninguno de sus fans. Yo si estoy en la tele es por la gente, pero para mí la fama es más cosas malas que buenas. Entiendo que la gente se emocione cuando te ve, que te pidan una foto, pero hace ya tiempo decidí que no me tiro fotos, aunque haya gente que no lo entienda», explica una Belén cansada de sí misma.