Vanessa y Nacho fueron una de las tantas parejas que salieron de la primera edición de Gran Hermano. Recordemos que en el año 2000, un grupo de personas entraba en una casa a experimentar una convivencia sin noción del tiempo ni ningún contacto con el exterior. Todos eran jóvenes, al menos en su mayoría, y dentro de la casa se instauró la frase de “aquí se magnifica todo”. María José Galera y Jorge Berrocal, tan solo con 10 días de convivencia en el cuerpo, dijeron y prometieron que se casarían. Silvia, la malagueña, abandonó por el amor de su gallego, Israel. Y Vanessa aguantó, sí, resistió a pesar de ser la mala malísima de la edición pero su chico, Nacho, tuvo que abandonar a los 28 días de ingresar en Guadalix de la Sierra por la grave enfermedad que padecía su padre. 17 años después de esa experiencia, Vanessa y Nacho siguen juntos, viven en Las Palmas de Gran Canarias y tienen dos hijos en común.
Carlos y Fayna, un catalán de rompe y rasga y una tímida canaria que también guardada un fuerte carácter. Los jóvenes se conocieron dentro de la casa y eran famosos por su pasión desatada y el consumo constante de preservativos. Vivieron el amor con muchísima pasión a pesar de que Carlos fue expulsado de manera disciplinaria por su delicado humor y unas amenazas que le costaron un mote: El Yoyas. Sus conflictos con Ángel, ex pareja de Sabrina y ganadora de esa edición e incluso con su chica en ese momento Fayna, llevó a la dirección del programa a tomar una drástica decisión que, visto con distancia, y sobre todo, una vez observado lo que hemos vivido en según qué programas de televisión, no sabemos si lo de Carlos era un berrinche de niño de guardería o realmente una agresividad incontrolable. Sea como fuere, los tiempos eran otros. La pareja sigue su amor después de más de 15 años juntos. Él se dedicó a escribir libros y ahora milita en política. En 2015 se presentó a la alcaldía de Vilanova del Camí por la formación Derecho, Ciudadanía y Democracia (DECIDE).
Inma y Pedro Oliva eran dos mundos opuestos que en realidad estaban más cerca de lo que pensaban. Ella, gaditana graciosa, de la localidad de Benalup-Casas Viejas, puso los ojos en Matías, el argentino guapísimo de aquella edición al que hasta Mercedes Milà echó el ojo. De hecho, hace poco confesaba Mercedes en una entrevista que Matías y ella seguían enviándose la luna llena –una vez al mes, obviamente- cada vez que se encontraban con ella. En fin, centrándonos en Inma y Pedro. Nadie daba un duro por ellos. Él, maño de nacimiento y con su ruidito característico para llamar a ovejas, bebía los vientos por una Inma que tenía más ganas de viajar a la Patagonia Argentina o Mar de Plata que nuestra Zaragoza del alma. Sin embargo, cuando Pedro salió de la casa vencedor, ella se acercó a él. La tacharon de interesada pero… ¿Quién va a poner en duda el amor de esta pareja después de 15 años juntos y una hija en común?
María “la jerezana” y Hugo fueron una de esas parejas que nacen porque así tiene que ser. Ella entró un poco más tarde que el resto de sus compañeros como personaje reserva y a Hugo, por aquel entonces, lo estaba esperando fuera su novia. María era sin ninguna duda la chica más guapa de aquella edición. No solo bella por naturaleza sino graciosa porque lo lleva en la sangre y en la piel. Ella fue expulsada, y posteriormente repescada. Ese reencuentro entre Hugo y María fue uno de los más esperados y vistos de aquella edición. Al salir de la casa, Hugo rompió con su chica y empezó una relación con María que aún hoy día sigue adelante. Ella no se pudo resistir a los encantos naturales del aragonés y él se derretía cada vez que ella le decía su gran frase: “Zoy María la jerezana y yo arrazo por donde pazo”.
Natura. ¿A qué os suena? Pues sí, naturaleza, campo, verde, aire, brisa… Son los conceptos y los elementos que movieron a Juanma y a Azahara a darse cuenta que tenían muchísimas cosas en común. Natura es el nombre de la hija que acaban de tener. La historia de Azahara y Juanma es curiosa porque ella entró con pareja y aunque aguantaron y respetaron los espacios, se notaba descaradamente que el uno estaba loquita por la otra y viceversa. Dormían juntos, se abrazaban y se profesaban continuo amor, a pesar de lo prohibido. Incluso llegaron a tener un idioma propio y hablaban en clave haciendo referencia a Tarifa y Nueva York. Cosas de enamorados… El pasado 29 de diciembre se publicaba que la pareja se daría el sí quiero ahora que su hija había nacido. ¡Vivan los novios!
Otra de primos y otra de hija recién nacida y presentada. Jonathan entró con Juanma en calidad de primos concursando y participando a la vez. Dos surferos guapetes, con mucho estilo y ganas de vivir la experiencia y por qué no, conocer a chicas guapas. Yoli y Alejandra, de Albacete, también entraron como primas y allí les surgió el amor. En este caso, aunque se germinó dentro de la casa, tuvo su punto de partida fuera de ella. Alejandra, la otra prima, empezó a salir con Álex, el DJ oficial de los Debates de Gran Hermano. “No sabría por dónde empezar a explicar todo, estoy aquí a tu lado viéndote pinchar y sabes que me encanta verte! Porque así te conocí, quien me lo iba a decir a mí!”, escribía ella en su Instagram enamorada de la vida. Definitivamente este verano a través de su cuenta de Periscope Live, Alejandra confirmaba que ya no estaba saliendo con Álex.
Susana Molina, ganadora de Gran Hermano 14 y Gonzalo Montoya, hermano gemelo de Carlos Montoya y con los que probaron al resto de concursante intercambiando a un hermano por otro, siguen juntos hoy por hoy. Se puede decir que Susana hizo un verdadero y genuino dos por uno. La casa de Gran Hermano no le entró solamente 300.000 euros sino también un amor que a día de hoy, casi 4 años después, todavía perdura. Muy activos en sus redes sociales, los tortolitos no paran de mostrarnos sus fotos más románticas. Y de forma individual, ella cuida a sus fans mostrándoles mascarillas y trucos de belleza y él, por su parte, exhibe su cuerpo y sus tatuajes. Viven en Sevilla capital y no se han separado ni un momento desde que Susana saliese victoriosa de la decimocuarta edición de Gran Hermano.
Bea y Rodrigo merecen un lugar en esta lista: “Parejas de Gran Hermano que sorprendentemente siguen juntos”. Lo que en un principio parecía imposible, se hizo realidad. Bea, autodenominada como “Naranjita La Lía” -por más vueltas que le hemos dado, no encontramos un sobrenombre más chungo- y Rodrigo, un niño bien de Madrid de toda la vida, empezaban una sospechosa relación dentro de la casa. El papel de él no estaba del todo definido y entonces empezó a fijarse en Bea, algo que hizo sospechar al público y las redes sociales, a sabiendas de que una relación –lo que ahora se conoce como una carpeta- dentro de la casa, vende. Bea finalmente se ganó el cariño del público con su espontaneidad y sus comentarios ingeniosos y se alzó con el maletín de ganadora. Y por lo visto, no fue lo único que ganó. Actualmente siguen juntos, y además, con muchos planes de futuro.