Durante años, Toño Sanchís fue la sombra de Belén Esteban. Más que manager y representada, la suya era una relación de amistad con tintes familiares. Sin embargo, tras ganar GHVIP, la rubia descubrió ciertas cosas que hicieron que denunciara a quien hasta entonces quería más que a sus propios hermanos. Aquí van nuestras 10 razones para odiarlo después de entrar en Gran Hermano VIP .
La afición de aparecer en pantalla es algo que hemos observado en Toño desde que se convirtiera en la sombra de Belén. Ya entonces se notaba que estaba loco por dar el salto a primera línea de fuego mediático. No mola nada alguien que no sabe el lugar que ocupa.
Desde que saltara la ruptura, Toño ha hecho declaraciones muy subidas de tono contra Belén. Sin embargo, cuando la representaba, públicamente la ponía por las nubes. ¿Cuál es la verdad? ¿Lo que decía antes? ¿Lo que dice ahora? Nos descoloca el no saber a qué carta quedarnos. Así no, Toño.
Sin palabras estamos desde que saliera a la luz que Toño y Susana tuvieron un más allá, más acá, en Barcelona. Lo que más nos sorprende es que ante esto, contestara: “Entre mi mujer y yo no hay secretos”. ¿Son una pareja abierta? Y si es así, ¿por qué aparentaban tener una unión de lo más tradicional?
¿Qué pinta Olvido Hormigos en el universo Toño? ¿Por qué la ex concejala ha estado presente en algunas de las reuniones que el manager ha celebrado con periodistas? ¿Intentan entre los dos conseguir una intervención televisiva dejando caer que entre ellos hay algo más? No nos gusta nada esta manera de buscar un plató.
¿Por qué Toño niega que esté negociando con GHVIP? Este juego de la confusión que practica el manager nos da dolor de cabeza. Y más cuando asegura que sus reuniones con la productora se han producido para hablar de sus representados. Mentiras, no, por favor. Es mejor el silencio.
Ardor de estómago nos produjo Toño cuando participó junto a Alfonso Aguado en Levántate All Stars. ¿Era necesario que nos arruinara las noches del sábado con su incalificable hacer sobre el escenario? Qué mareo nos da con solo recordarlo.
Al borde del parraque estamos ya ante el despliegue mediático que ha realizado Toño en las últimas semanas. Allá donde va, canta. Le da igual el micro que le pongan por delante, la cuestión es acaparar espacio en los medios. El manager es demasiado intenso y nos agota.
Cuanto Belén conoció a Toño era Amador Mohedano quien la representaba. Sanchís no paraba de acudir a los sitios donde estaba la rubia y logró convencerla de que pusiera su carrera en manos de él. Esta actitud trepa, de los que pisotean para subir, que desarrolló con el hermano de Rocío Jurado es, francamente, deleznable.
En cuestiones de look, a nosotros nos gusta más el que exhibía antes Toño Sanchís. No acaba de convencernos que se haya cortado el pelo. Sabemos que lo ha hecho para dar una imagen más seria en el juzgado. Tanta frivolidad, asusta.
¿Era necesario que Toño se casara con un traje lleno de medallas? Qué cosa tan hortera, por dios santo. Por favor, nos hace salir corriendo el lado freak del representante.
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